Cada 28 de abril se conmemora el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, una fecha vital para sensibilizar a gobiernos, empresas y trabajadores sobre la importancia de prevenir accidentes y enfermedades laborales.
La historia de esta jornada tiene raíces profundas: el 23 de abril de 1987, el colapso del complejo residencial L’Ambiance Plaza en Bridgeport, Connecticut, cobró la vida de 28 trabajadores. A partir de este trágico suceso, los movimientos sindicales comenzaron a recordar el 28 de abril como el Día Internacional en Memoria de los Trabajadores Fallecidos y Heridos. Posteriormente, en 2003, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) oficializó la fecha como un llamado global a reforzar las medidas de seguridad en los entornos laborales.
Según datos recientes de la OIT y la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi 2 millones de personas mueren anualmente debido a factores ocupacionales. Alarmantemente, cuatro de cada diez decesos están asociados a jornadas laborales extensas, destacando el impacto devastador de las largas horas de trabajo.
En México, la situación también es preocupante. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reporta un promedio de 1,000 accidentes de trabajo diarios, siendo los actos inseguros como posturas peligrosas, uso inadecuado de herramientas o la omisión de equipo de protección— responsables del 85% de estos incidentes.
Además, en 2022, la seguridad y salud en el trabajo fueron reconocidas como derechos laborales fundamentales, lo que obliga a los Estados miembros de la OIT a garantizar condiciones de trabajo seguras, independientemente de la ratificación de tratados internacionales.
El Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo 2025 pone en la mira los riesgos emergentes derivados del uso de nuevas tecnologías. De acuerdo con el informe de la OIT “Revolución de la seguridad y la salud: Papel de la IA y la digitalización en el trabajo”, si bien la digitalización ofrece ventajas en productividad y salud ocupacional, también acarrea nuevos peligros:
-
Aislamiento social debido a menor interacción física entre colegas.
-
Aumento de cargas laborales por la supervisión algorítmica.
-
Ergonomía deficiente por malas posturas y ausencia de pausas.
-
Exceso de vigilancia y pérdida de autonomía, afectando la salud mental.
Estos riesgos resaltan la urgencia de desarrollar políticas integrales que equilibren innovación y bienestar en los entornos digitales de trabajo.
En el marco de esta conmemoración, la Secretaría de Salud de Puebla comparte algunas recomendaciones esenciales para quienes laboran en oficinas:
-
Realizar pausas activas durante la jornada para mejorar la circulación sanguínea.
-
Romper los periodos prolongados de sedentarismo con pequeños intervalos de pie.
-
Cambiar de postura regularmente y caminar a ritmo suave para prevenir la fatiga muscular.
-
Fomentar programas de bienestar entre los trabajadores, promoviendo hábitos saludables y una cultura de cuidado colectivo.
En conclusión, el 28 de abril no solo recuerda a quienes han perdido la vida por causas laborales, sino que también nos invita a construir entornos laborales seguros, humanos y sostenibles, donde el bienestar no sea una opción, sino un derecho fundamental.