El diputado morenista solicitó licencia tras la polémica sobre presuntos artículos de lujo y uso político de instancias judiciales por parte de su esposa
El diputado federal de Morena, Sergio Gutiérrez Luna, ha solicitado licencia indefinida a su cargo legislativo a partir del 1º de agosto, en un contexto marcado por duras críticas sociales y una creciente controversia sobre su estilo de vida y el de su esposa, la diputada del Partido del Trabajo, Diana Karina Barreras.
Aunque oficialmente no se ha vinculado su salida a los recientes señalamientos, la coincidencia temporal entre su solicitud de licencia y la exposición pública de sus llamados “gastos del bienestar” ha levantado múltiples sospechas sobre las verdaderas razones detrás de su separación del cargo.
Lujos que contradicen el discurso de austeridad
La polémica explotó luego de que el periodista Jorge García Orozco, del medio Emeequis, publicara una investigación que exhibe presuntos artículos de lujo adquiridos por el legislador y su pareja, como bolsos de diseñador, relojes exclusivos y ropa de marca. Estas imágenes contrastan radicalmente con los valores de austeridad republicana promovidos por la llamada Cuarta Transformación.
El escándalo se intensificó en redes sociales, donde usuarios comenzaron a usar de forma irónica el término “gastos del bienestar” para referirse a los lujos del legislador, denunciando una doble moral dentro del partido en el poder.
Abuso de instituciones para acallar críticas ciudadanas
Además de la controversia económica, la pareja enfrenta críticas por el uso de mecanismos judiciales para silenciar a una ciudadana sonorense. La esposa de Gutiérrez Luna, Diana Karina Barreras, obtuvo una sentencia del Tribunal Electoral que obliga a una mujer a disculparse públicamente durante un mes por supuesta violencia política de género.
Sin embargo, la sanción ha sido calificada por especialistas y ciudadanos como un abuso de poder, al imponerse una medida poco común que obliga a ofrecer disculpas sin siquiera mencionar el nombre de la funcionaria, protegida bajo la categoría de “dato reservado”.
Este uso de recursos públicos para resolver disputas personales o críticas ciudadanas no sólo es cuestionable desde el punto de vista ético, sino que también representa un peligroso precedente en la relación entre políticos y sociedad civil.
¿Rendición de cuentas o estrategia política?
La renuncia temporal de Sergio Gutiérrez Luna ocurre en medio de una tormenta mediática que ha debilitado su imagen pública. Si bien su suplente, Roberto Mejía Méndez, asumirá la curul, lo cierto es que esta salida parece más una maniobra para apagar el fuego político que un acto de transparencia o responsabilidad.
Hasta el momento, ni Gutiérrez Luna ni su esposa han ofrecido explicaciones convincentes sobre los gastos, ni han mostrado disposición a aclarar el origen de los recursos empleados para adquirir los bienes de lujo. En un gobierno que se precia de combatir la corrupción y el despilfarro, este caso evidencia una fractura entre el discurso y la práctica.
La ciudadanía exige rendición de cuentas, no silencios convenientes. El caso de Gutiérrez Luna es un ejemplo más de cómo algunos actores políticos siguen actuando con impunidad y cinismo, a pesar de representar un proyecto que se autodenomina transformador.







