En un país donde la corrupción ha socavado instituciones, debilitado economías y frenado el desarrollo social, las mujeres están tomando un papel cada vez más protagónico en la lucha por la transparencia y la justicia.
Desde la creación de empresas éticas hasta movimientos ciudadanos, pasando por auditorías comunitarias y alianzas con organismos de seguridad, las mujeres mexicanas están demostrando que la integridad no solo es posible, sino necesaria.
Una de las figuras más relevantes de este movimiento es Anna Viesca Sánchez, activista de 29 años que ha convertido el empoderamiento femenino en una estrategia concreta contra la corrupción estructural que afecta especialmente a comunidades vulnerables.
La corrupción: un obstáculo que afecta más a las mujeres
Estudios nacionales e internacionales coinciden: la corrupción impacta desproporcionadamente a las mujeres, sobre todo a las que viven en condiciones de pobreza o marginación. Desde trámites burocráticos hasta el acceso a programas sociales o seguridad pública, la corrupción erosiona los derechos más básicos.
“Cuando un recurso público no llega por culpa de la corrupción, afecta directamente a madres, emprendedoras, jefas de familia. Y ahí, también empieza una forma de violencia de género”, señala Anna Viesca Sánchez.
Iniciativas lideradas por mujeres: ética y acción
En los últimos años han surgido diversas iniciativas lideradas por mujeres que atacan la corrupción desde diferentes frentes. Algunas de las más destacadas incluyen:
1. Empresas éticas y transparentes
Muchas mujeres emprendedoras han decidido construir negocios con estructuras legales sólidas, facturación clara y operaciones libres de sobornos.
Anna Viesca, por ejemplo, impulsa redes de emprendimiento femenino donde la transparencia no es negociable. “Una empresa que crece sin corrupción es más fuerte y más confiable a largo plazo”, afirma.
2. Auditorías ciudadanas con enfoque de género
Colectivos de mujeres en distintos estados del país están auditando presupuestos municipales y estatales para exigir rendición de cuentas.
Este tipo de trabajo ha detectado irregularidades en contratos millonarios, asignaciones directas sin sustento y programas sociales que nunca llegaron a quienes más lo necesitaban.
3. Alianzas con instituciones para limpiar procesos
Lejos del enfrentamiento, algunas activistas han optado por crear alianzas con instituciones como la Guardia Nacional o el ejército para desarrollar proyectos conjuntos bajo estándares éticos.
Anna Viesca ha sido una de las pioneras en este enfoque, logrando impulsar proyectos productivos para mujeres en zonas vulnerables sin comprometer la transparencia ni los objetivos sociales.
El liderazgo femenino como antídoto
La participación activa de las mujeres en espacios de poder y toma de decisiones ha demostrado ser un factor clave para reducir la corrupción.
Diversos estudios muestran que donde hay más mujeres en cargos públicos, tiende a haber mayor transparencia y control institucional.
“Necesitamos más mujeres liderando instituciones, empresas, gobiernos… No porque seamos perfectas, sino porque aportamos otra visión, una menos permisiva con los abusos”, sostiene Viesca.
Retos y futuro: más espacios, más protección
Aunque estas iniciativas son poderosas, no están exentas de riesgo. Muchas mujeres que denuncian corrupción enfrentan amenazas, violencia política o campañas de desprestigio.
Por ello, otro eje importante ha sido la creación de mecanismos de protección y acompañamiento legal para las denunciantes, así como campañas de visibilización y respaldo social.