El caudal del río Lerma, en su paso por la comunidad de Tlachaloya, ha alcanzado más del 90% de su capacidad debido a las intensas lluvias recientes. Este incremento genera preocupación entre los vecinos, quienes temen que las aguas contaminadas puedan llegar a la presa Antonio Alzate, actualmente con un aspecto inusualmente limpio y tonos azulados.
Vecinos de la zona han manifestado su inquietud por el aumento del nivel del afluente, que arrastra aguas negras y desechos sólidos. Según denuncian, la ribera del río se ha convertido en un vertedero informal, donde los residuos son arrastrados por la corriente o arrojados directamente por pobladores, sin que exista una recolección o control por parte de autoridades municipales.
El temor principal radica en que, si las lluvias continúan, los contaminantes lleguen a la presa Antonio Alzate, un cuerpo de agua clave para la región. Pese a su imagen actual, que refleja un tono azul intenso, la llegada de aguas residuales podría generar un impacto ambiental y sanitario significativo.
No todo ha sido negativo para los habitantes. Cada temporada de lluvias, el crecimiento de la presa permite que algunas familias pongan a disposición lanchas comunitarias, utilizadas para transportar mercancías y personas. Esta práctica, que se ha vuelto una tradición local, también representa una forma creativa de aprovechar el incremento del nivel del agua.
Organizaciones vecinales y residentes solicitan la intervención inmediata de las autoridades para evitar que la contaminación se propague y para establecer un manejo adecuado de residuos. La situación actual del río Lerma y la presa Antonio Alzate no solo es un problema ambiental, sino también un tema de salud pública y seguridad para la población.







