Crisis de medicamentos en México: Un problema urgente que exige soluciones reales

Medicamentos
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La salud pública en México atraviesa uno de sus momentos más críticos en décadas. Pese a los avances y esfuerzos de las autoridades, el desabasto de medicamentos, la escasez de personal médico, las deficiencias en infraestructura y la limitada empatía en el servicio hospitalario continúan afectando a millones de ciudadanos. Esta situación no solo compromete el bienestar de la población, sino que también ha generado un clima de frustración y desconfianza hacia las instituciones de salud.

México enfrenta desafíos estructurales que van más allá de la falta de insumos médicos. Según el análisis Radiografía del desabasto de medicamentos en México 2023 del Colectivo Cero Desabasto, más de 7.5 millones de recetas no fueron surtidas de manera efectiva en los sistemas públicos de salud.
La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) 2023 revela que, después de la inseguridad (60.5%) y el aumento de precios (44.1%), la salud es considerada por 30.5% de los adultos como el problema más grave que enfrenta el país.

La cancelación abrupta, en abril de 2025, de la compra consolidada de medicamentos fue un golpe directo a pacientes, familiares y personal de hospitales, evidenciando la fragilidad del sistema de distribución y adquisición de fármacos.

El desabasto de medicamentos oncológicos y antibióticos ha provocado una ola de protestas desde 2020, agravada por la pandemia de COVID-19. Este año, la organización Nariz Roja A.C. convocó a marchas en diversas ciudades los días 9 y 10 de agosto para exigir el suministro inmediato de tratamientos esenciales, especialmente para niños y adolescentes con cáncer.

Aunque las movilizaciones no reunieron a multitudes masivas, sí congregaron a familias y pacientes que expresaron su dolor y frustración. Alejandro Barbosa Padilla, presidente de Nariz Roja, respondió a declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien insinuó que el movimiento estaba ligado a figuras políticas. Barbosa defendió la legitimidad de la protesta y pidió respeto para los menores que luchan por su vida.

La crisis sanitaria mexicana no es nueva, pero su persistencia y el impacto en los sectores más vulnerables demandan un cambio de estrategia. Los problemas de abasto no solo son una cuestión logística; implican fallas en planeación, transparencia y coordinación entre los tres niveles de gobierno.

En un contexto donde la enfermedad expone la fragilidad humana, la falta de medicamentos se traduce en pérdida de vidas, dolor familiar y desconfianza hacia las instituciones. Las soluciones no pueden quedarse en promesas: se requieren políticas públicas efectivas, procesos de compra transparentes y un compromiso genuino con el derecho a la salud.

En conclusión, la situación del sistema de salud en México es un recordatorio de que el acceso a medicamentos no debe ser un privilegio, sino una garantía. El desabasto no solo deteriora la calidad de vida, sino que perpetúa la desigualdad y erosiona la esperanza de millones de familias. El país necesita acciones inmediatas, coordinadas y libres de intereses políticos para garantizar que ningún paciente sea condenado por falta de tratamiento.

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