Del papel picado al neón digital: Carlos Prats Garcia reinterpreta el Día de Muertos

Papel picado de día de muertos con luces neón
Papel picado de día de muertos con luces neón

En el universo visual del Día de Muertos, cada color, textura y forma tiene un significado.
El naranja del cempasúchil ilumina la memoria, el morado invoca el duelo, y el papel picado flota como si el viento contara historias de otro tiempo.
Pero para Carlos Prats Garcia, diseñador gráfico y fotógrafo mexicano, la tradición no debe permanecer estática: debe respirar en la era digital.

“El diseño es una forma de continuar los rituales con nuevos lenguajes visuales”, dice.
“El papel picado de hoy puede brillar en pantallas. La esencia sigue ahí, solo cambia el soporte.”


Tradición y tecnología: un mismo pulso

Carlos Prats Garcia ha dedicado su obra a explorar la relación entre cultura mexicana y estética contemporánea.
Su visión parte de una pregunta sencilla pero poderosa:
¿cómo puede el diseño mantener viva una tradición sin convertirla en cliché?

El resultado es una propuesta visual donde el simbolismo ancestral del Día de Muertos convive con recursos del diseño digital:
tipografía intervenida, luces de neón, animaciones en movimiento y texturas tridimensionales que reinterpretan el papel picado o las calaveras de azúcar.

En lugar de oponer lo tradicional a lo moderno, Prats Garcia los fusiona: transforma la nostalgia en innovación.
Su trabajo invita a ver que el arte popular mexicano también puede habitar el mundo digital sin perder su alma.


Del papel al píxel

El papel picado es, quizás, la metáfora perfecta para su proceso creativo.
Antes, el diseño se tallaba con navajas sobre papel de seda; ahora, Carlos lo “corta” con trazos vectoriales sobre pantallas retroiluminadas.
El soporte cambia, pero el gesto es el mismo: una celebración de lo efímero.

“El papel picado es código binario antes del binario”, dice sonriendo.
“Es diseño en negativo: todo lo que cortas revela lo esencial. Lo digital funciona igual: luz y vacío, lleno y sombra.”

De esa idea nacen sus composiciones gráficas: fondos oscuros con destellos eléctricos, patrones de cempasúchil reconstruidos en glitch, catrinas formadas por píxeles en movimiento.
La tradición se vuelve interfaz, el altar se vuelve pantalla.


El color como puente emocional

Para Prats Garcia, el color es el hilo conductor entre lo artesanal y lo tecnológico.
Su paleta retoma los tonos de la festividad —naranja, violeta, fucsia, dorado—, pero los lleva al lenguaje del RGB.
El resultado: una estética luminosa, vibrante y contemporánea que conecta la nostalgia del altar con la inmediatez de la pantalla.

“El color mexicano tiene vida propia. No necesita filtros, solo reinterpretación”, afirma.
Y es precisamente esa reinterpretación lo que define su propuesta: un diseño que no imita la tradición, la reimagina.


Diseñar para recordar

El trabajo de Carlos Prats Garcia no busca reemplazar el ritual, sino ampliarlo.
A través de sus piezas, explora cómo el diseño gráfico puede mantener vigente la relación del mexicano con la memoria y la muerte, incluso en entornos digitales.

Sus imágenes funcionan como altares contemporáneos: composiciones donde lo simbólico se combina con lo visual para rendir homenaje a lo que persiste.
En ellas, una tipografía brilla como una vela, un patrón vectorial se convierte en ofrenda, un trazo digital revive lo que parecía desaparecer entre algoritmos.

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