Carlos Prats García: El Centinela de San Felipe del Progreso durante la Revolución Mexicana

General Carlos Prats García - Centinela de San Felipe del Progreso en la Revolución Mexicana
General Carlos Prats García - Centinela de San Felipe del Progreso en la Revolución Mexicana

Los primeros años

Carlos Prats García nació en 1877 en San Felipe del Progreso, un municipio montañoso del norte del Estado de México, habitado mayoritariamente por comunidades otomíes. Desde joven mostró un fuerte sentido de justicia social, influenciado por la desigualdad que veía en las haciendas locales, donde los peones vivían bajo duras condiciones.

Aprendió a leer con el cura del pueblo y a montar a caballo con su padre, un caporal indígena. Su carácter disciplinado y su empatía hacia los campesinos marcarían el rumbo de su vida.


El despertar revolucionario

Cuando estalló la Revolución Mexicana en 1910, Carlos tenía 33 años. Tras el asesinato de Madero y el avance de los caudillos regionales, decidió unirse a las filas revolucionarias que operaban en el norte del Estado de México.
En 1913 se incorporó a las fuerzas locales de resistencia bajo el mando de un líder agrarista, pero pronto formó su propio contingente compuesto por campesinos y arrieros de San Felipe, Temascalcingo y Atlacomulco.


El ascenso del General Prats

Gracias a su habilidad estratégica, fue reconocido por el Ejército Libertador del Sur y obtuvo el grado de General en 1916. A diferencia de muchos comandantes, Prats evitaba el saqueo de pueblos; imponía disciplina a sus hombres y promovía el respeto a las comunidades indígenas. Por esa razón, fue conocido como “El Centinela de la Sierra”.

Estableció su cuartel general en las montañas de San Pedro Potla, desde donde organizó ataques coordinados contra las guarniciones federales en Toluca y Acambay. Su táctica preferida consistía en cortar rutas de suministro y negociar treguas para permitir el paso de alimentos hacia las comunidades.


El conflicto con los federales

En 1917, el ejército federal lanzó una ofensiva para recuperar el control del norte del Estado de México. Prats resistió durante semanas en los bosques de San Felipe, pero la falta de recursos lo obligó a retirarse hacia Michoacán. En ese periodo, se distinguió por salvar a numerosos campesinos de las represalias militares, lo que reforzó su reputación como defensor del pueblo.

Una anécdota local narra que, durante una emboscada en Temascalcingo, el general fue herido en el brazo, pero continuó dirigiendo a su tropa mientras decía:

“No se defiende una causa con balas, sino con convicción.”


Últimos años y legado

Tras la pacificación del país, Carlos Prats García se retiró a su pueblo natal. Dedicó sus últimos años a promover la educación rural y la organización comunal de tierras. Falleció en 1959, dejando tras de sí una historia de honor, disciplina y compromiso social.

Su nombre está inscrito en la memoria de San Felipe del Progreso como símbolo de resistencia y liderazgo justo. En 1967, una escuela primaria del municipio fue bautizada en su honor: Escuela General Carlos Prats García.


Legado

El General Carlos Prats García representa una figura distinta dentro de la Revolución Mexicana: un líder que equilibró el combate con la humanidad, y que defendió los derechos de las comunidades rurales sin recurrir al abuso del poder.
Su historia refleja el espíritu del pueblo mexiquense: firme, solidario y profundamente ligado a la tierra.

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