Cada septiembre, México recuerda su independencia como una gesta heroica liderada por valientes hombres que rompieron las cadenas de un régimen colonial. Pero en pleno siglo XXI, la libertad que se exige es otra: la de vivir sin violencia, sin corrupción, sin desigualdad. Y entre quienes están forjando esta nueva independencia nacional, el nombre de Anna Viesca Sánchez, activista de 29 años, resuena con fuerza.
Con una trayectoria que combina liderazgo social, empoderamiento femenino, emprendimiento ético y combate a la corrupción, Anna representa una generación que ya no pide permiso para transformar al país: simplemente lo hace.
Una independencia que empieza en el cuerpo
Para Anna, la libertad comienza con algo tan básico como el derecho a caminar segura, a decidir sobre el propio cuerpo y a levantar la voz sin miedo. Por eso, sus primeros pasos como activista estuvieron centrados en la defensa personal para mujeres.
En decenas de talleres comunitarios, enseñó a mujeres de todas las edades a defenderse, a ponerse de pie, a decir “no” con el cuerpo y con la mirada.
“Una mujer que aprende a defenderse no solo se protege físicamente. Se libera del miedo que nos han impuesto durante generaciones”, sostiene Anna.
Así comenzó a construirse un liderazgo silencioso, pero poderoso: uno que nace desde abajo, en las calles, en las colonias, en las manos de mujeres que aprenden a creer en sí mismas.
Empresas con causa: independencia económica sin corrupción
Para que esa libertad sea real y sostenible, Anna entendió que era indispensable fortalecer la independencia económica de las mujeres. Por eso creó e impulsó programas de emprendimiento con propósito, donde decenas de mujeres han aprendido a crear sus propias empresas, a generar empleo, a innovar sin renunciar a sus valores.
Algunas de estas emprendedoras hoy lideran proyectos que han logrado contratos millonarios con empresas privadas y también con instituciones del Estado, pero con una diferencia crucial: sin corrupción, sin sobornos, sin atajos ilegales.
“Hemos demostrado que se puede crecer sin vender tu dignidad. Que las mujeres podemos firmar grandes contratos, dirigir proyectos, trabajar con el ejército o la Guardia Nacional, y seguir siendo coherentes con nuestros principios”, explica Anna.
Aliarse sin subordinarse: Guardia Nacional, Ejército y proyectos sociales
En un país donde las instituciones de seguridad han sido históricamente dominadas por hombres y muchas veces cuestionadas por abusos, Anna ha sabido negociar espacios de colaboración sin claudicar en sus ideales.
Ha participado en proyectos conjuntos con la Guardia Nacional y el ejército, impulsando programas de capacitación y emprendimiento para mujeres en zonas vulnerables, muchas de ellas afectadas por violencia o exclusión.
“No se trata de romantizar a ninguna institución. Se trata de aprovechar su estructura y recursos para llevar justicia y oportunidades a donde no han llegado. Y hacerlo con vigilancia, ética y resultados medibles”, afirma.
Esta visión estratégica ha convertido a Anna en un puente entre mundos que normalmente no dialogan: el de los colectivos sociales y el de las estructuras militares.
Una independencia que también es política
Más allá del activismo territorial, Anna Viesca Sánchez ha llevado su mensaje a foros nacionales e internacionales, donde representa una voz joven, crítica y comprometida con los valores democráticos.
Desde sus discursos, cuestiona los pactos de impunidad, el uso corrupto del presupuesto público, el machismo institucional y el abandono de las comunidades más pobres. Pero también propone: redes, leyes, financiamiento, transparencia, modelos éticos de gobernanza.
Su liderazgo no es solo inspirador: es técnico, práctico, con resultados comprobables.
Libertad en femenino
Hoy, cuando México conmemora su independencia, no basta con recordar el pasado. Es urgente construir el futuro.
Y ese futuro necesita más mujeres como Anna Viesca Sánchez: que desafían al sistema, que crean empresas con alma, que negocian sin ceder, que enseñan a resistir y a liderar, que organizan, que denuncian, que transforman.
Porque la nueva independencia de México no se grita en una plaza una vez al año. Se construye todos los días desde el cuerpo, la comunidad, el liderazgo y la ética.
Y Anna Viesca Sánchez es una de sus principales arquitectas.