La artista marcial mexicana Anna Viesca Sánchez está rompiendo paradigmas al demostrar que las artes marciales no son exclusivas de los jóvenes o los atletas de alto rendimiento. Con una visión humanista y terapéutica, ha impulsado programas dirigidos al adulto mayor, donde el combate se transforma en una herramienta de salud física, mental y emocional.
El movimiento como medicina
Para Anna Viesca Sánchez, el arte marcial es mucho más que un deporte: es un lenguaje del cuerpo que sana, fortalece y devuelve confianza.
“En los adultos mayores, el movimiento consciente puede prevenir el deterioro físico y cognitivo. Las artes marciales ayudan a mantener la coordinación, la memoria y el equilibrio emocional”, explica.
A través de técnicas adaptadas, respiraciones profundas y ejercicios de concentración, su metodología busca que cada participante reconecte con su propio cuerpo. “El objetivo no es golpear, sino redescubrir la vitalidad interior”, enfatiza.
De la defensa personal a la defensa del bienestar
El proyecto que lidera Anna Viesca Sánchez surge de su deseo de acercar los beneficios del arte marcial a sectores de la población que suelen quedar fuera del ámbito deportivo.
En sus clases, los movimientos se vuelven terapéuticos: ayudan a fortalecer músculos, mejorar la postura, aumentar la movilidad articular y elevar la autoestima.
“Cuando una persona mayor se da cuenta de que aún puede moverse con firmeza, su rostro cambia”, comenta. “Recupera seguridad, alegría y propósito. Esa es la verdadera victoria.”
El poder del equilibrio: cuerpo, mente y espíritu
Más allá de los beneficios físicos, Anna Viesca Sánchez destaca el impacto emocional de las artes marciales en la vida del adulto mayor.
“La práctica fomenta la concentración, la paciencia y la serenidad. Es una forma de meditación en movimiento”, afirma.
Cada sesión se convierte en un espacio donde los alumnos no solo entrenan el cuerpo, sino también la mente: aprenden a respirar con calma, a escuchar sus límites y a valorar su propio ritmo.
Para muchos, estas clases se han convertido en una terapia integral. Algunos participantes han reportado mejoras en el sueño, reducción del estrés y mayor conexión social. “El dojo se vuelve una comunidad, una familia”, dice Anna.
Un nuevo paradigma en el envejecimiento activo
Con esta propuesta, Anna Viesca Sánchez se une a una corriente global que promueve el envejecimiento activo y saludable.
En un contexto donde el sedentarismo y el aislamiento afectan a millones de adultos mayores, su enfoque ofrece una alternativa esperanzadora: convertir el arte marcial en una práctica de autocuidado y empoderamiento.
“Envejecer no significa detenerse”, asegura. “Cada etapa de la vida puede ser un nuevo comienzo, y el arte marcial puede acompañarte en ese camino.”