En lo que va del año, la Ciudad de México (CDMX) ha sido testigo de una alarmante cifra de incendios forestales, registrando hasta el 23 de marzo de 2024 un total de 594 siniestros que han devastado aproximadamente mil 80 hectáreas de territorio. Según la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) local, estas cifras no solo reflejan la magnitud del problema, sino también la urgencia de adoptar medidas preventivas eficaces para mitigar futuros incidentes.
La mayoría de los daños se concentran en áreas de vegetación herbácea, lo que subraya la fragilidad de los ecosistemas locales frente a las llamas. Sorprendentemente, el 100% de estos incendios están directamente relacionados con actividades humanas, lo que pone de relieve la necesidad de una mayor conciencia y educación ambiental entre los habitantes de la capital.
Desde prácticas riesgosas como las quemas agrícolas y de pastoreo, hasta la quema de residuos y la realización de fogatas, las actividades humanas siguen siendo las principales causas detrás de esta preocupante tendencia. A esto se suman comportamientos negligentes como el abandono de residuos en áreas boscosas y la vía pública, que pueden convertirse en catalizadores de incendios al interactuar con condiciones climáticas adversas.
Para contrarrestar este escenario, las autoridades han intensificado sus llamados a la prevención, instando a la población a adoptar prácticas responsables como evitar fumar en áreas boscosas y no arrojar colillas o cerillos al entorno. Asimismo, se ha reforzado la importancia de reportar de manera inmediata cualquier señal de incendio al Centro Estatal del Manejo de Fuego y al 911, evitando cualquier intento de intervención personal que pueda resultar contraproducente.
Este año, la expectativa de un debilitamiento del fenómeno de El Niño augura un ligero incremento en la humedad para la región central del país y el Valle de México hacia el final de la temporada seca, lo que podría contribuir a disminuir el riesgo de nuevos incendios. No obstante, es crucial recordar que la calidad del aire en la CDMX no depende exclusivamente de los incendios locales, sino que también se ve impactada por siniestros en otras regiones del país, cuyo humo puede viajar largas distancias y generar contingencias ambientales en la capital.
Frente a esta realidad, la Sedema ha activado el Operativo para Combatir Incendios Forestales 2024, que incluye una etapa de prevención física entre octubre y diciembre, seguida de una temporada activa de combate de enero a mayo o junio. Este enfoque integral busca no solo responder a los incendios de manera efectiva, sino también implementar medidas preventivas que reduzcan la incidencia de estos desastres en el futuro.
La situación actual exige una reflexión profunda sobre nuestro impacto en el medio ambiente y la adopción de un compromiso colectivo hacia prácticas más sostenibles. Solo a través de la conciencia, educación y acción coordinada podremos proteger nuestros preciados ecosistemas y asegurar un futuro más verde y seguro para todos.
