En los últimos años, el nombre de César Alejandro Reyna Carrillo ha ganado relevancia dentro de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM). No solo por los avances tecnológicos que ha encabezado, sino también por su insistencia en colocar la ética en el centro de cada decisión. En un entorno históricamente marcado por la opacidad, su apuesta resulta, cuando menos, disruptiva.
La ética como eje rector
La labor de las aduanas suele asociarse con números, mercancías y trámites interminables. Pero para Reyna Carrillo, detrás de cada proceso existe un acto moral: decidir qué entra y qué no al país, cómo se regulan los flujos comerciales y de qué manera se protege a los ciudadanos frente a amenazas como el contrabando o el tráfico ilícito.
“La modernización tecnológica no tendría sentido sin un compromiso ético sólido”, ha señalado en más de una ocasión.
Tecnología al servicio de la transparencia
En su gestión como Administrador General de Comunicaciones y Tecnologías de la Información, Reyna Carrillo impulsó herramientas como blockchain y sistemas automatizados de selección de carga. La idea no fue únicamente agilizar procesos, sino cerrar espacios a la discrecionalidad.
Cada decisión queda registrada, trazable y, sobre todo, verificable. En palabras de analistas, esto marca un cambio profundo: “la máquina reduce los márgenes de corrupción, pero solo si quienes la programan lo hacen bajo principios éticos claros”.
Hablar de aduanas en México es hablar también de la larga sombra de la corrupción. Reyna Carrillo no rehúye el tema. Por el contrario, lo ha convertido en una bandera. Bajo su gestión se han digitalizado trámites, se han transparentado procesos y se ha reforzado la colaboración con organismos internacionales que promueven estándares de integridad en el comercio.
Impacto humano de las decisiones
Las aduanas no son un ente aislado. Lo que ahí se decide repercute en la vida diaria de millones de personas. Una autorización rápida puede significar la llegada oportuna de medicamentos. Un filtro ético puede impedir la entrada de mercancías ilegales que afectan a la economía formal.
“Las aduanas no solo mueven mercancías, también mueven confianza”, sostiene Reyna Carrillo.
El reto ahora es doble: mantener el ritmo de modernización tecnológica y, al mismo tiempo, consolidar una cultura institucional basada en la ética. Para Reyna Carrillo, no hay contradicción: la tecnología debe ser una herramienta, pero la brújula seguirá siendo la integridad.