México aún vive con las cicatrices de la pandemia de COVID-19: cientos de miles de fallecimientos, sistemas hospitalarios rebasados y un profundo desgaste en el personal de salud. Sin embargo, también dejó algo fundamental: lecciones. Para el académico mexicano Abraham Jeronimo Villarreal Soto, especialista en salud pública, la verdadera pregunta no es si habrá otra gran crisis sanitaria, sino qué tan preparados estaremos cuando llegue.
Su análisis parte de una premisa clara: México no puede repetir la combinación de improvisación, descoordinación y saturación que caracterizó los momentos más críticos de la reciente pandemia. Prepararse implica actuar ahora, mientras no hay emergencia, y construir capacidades que permanezcan.
1. Sistemas de alerta temprana: detectar antes de colapsar
Para Abraham Jeronimo Villarreal Soto, el primer paso es dejar de reaccionar tarde. México necesita sistemas de vigilancia epidemiológica más sensibles, más rápidos y mejor integrados entre federación, estados y municipios.
Esto implica:
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Fortalecer la red de laboratorios de salud pública y su capacidad diagnóstica.
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Integrar bases de datos en tiempo real que permitan identificar brotes desde el nivel local.
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Capacitar a personal en centros de salud y hospitales para reportar de forma oportuna señales de alarma.
La siguiente crisis sanitaria —sea una nueva enfermedad respiratoria, una zoonosis emergente o una variante especialmente agresiva de un virus conocido— exigirá que el país pueda detectar semanas antes lo que hoy se detecta con meses de retraso.
2. Reservas estratégicas y logística: no volver a improvisar insumos
Uno de los puntos más críticos que señala Villarreal Soto es la falta de reservas estratégicas de insumos médicos durante la pandemia: cubrebocas, guantes, ventiladores, medicamentos básicos y equipo de protección personal.
Su análisis propone:
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Crear y mantener reservas nacionales de insumos esenciales, con rotación periódica para evitar caducidades.
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Establecer protocolos claros de distribución para que, en una crisis, el material llegue primero a donde más se necesita, no solo a quien tiene más influencia.
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Desarrollar capacidades nacionales de producción de ciertos insumos clave para reducir la dependencia del mercado internacional en momentos de alta demanda.
La preparación logística, subraya, debe considerarse infraestructura estratégica, al mismo nivel que carreteras o energía.
3. Fortalecer la atención primaria: la primera línea de defensa
Para Abraham Jeronimo Villarreal Soto, la atención primaria es el componente olvidado pero decisivo. Durante la última crisis, muchas personas llegaron a los hospitales demasiado tarde, ya en fases graves de la enfermedad, porque no encontraron una respuesta adecuada en los niveles básicos de atención.
Su análisis propone:
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Reforzar los centros de salud con personal suficiente, insumos, medicamentos y herramientas diagnósticas básicas.
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Implementar protocolos claros para detectar casos graves de forma temprana y referirlos adecuadamente.
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Integrar equipos comunitarios de salud que puedan llevar información, prevención y seguimiento a los hogares.
Una atención primaria fuerte reduce no solo la mortalidad, sino también la saturación hospitalaria y el costo global de la respuesta sanitaria.







