La presidenta Claudia Sheinbaum canceló la conferencia especial conocida como “La Mañanera del Pueblo”, programada para este lunes 3 de noviembre en el Complejo Cultural Los Pinos. El evento pretendía anunciar los planes de seguridad y actividades del Mundial 2026, que traerá 13 partidos a México, incluido el partido inaugural en el Estadio Azteca.
Sin embargo, el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, ocurrido durante las celebraciones del Día de Muertos, cambió drásticamente la agenda presidencial. Según un comunicado oficial, la suspensión fue “por respeto” a la tragedia.
Carlos Manzo no fue una víctima fortuita. Durante meses, había denunciado la falta de apoyo federal y el crecimiento de la violencia en su municipio.
Desde mayo, envió oficios, solicitó presencia militar y pidió recursos para fortalecer la seguridad local. En respuesta, recibió críticas públicas y una reducción presupuestal del 42.9% en el rubro de seguridad.
Paradójicamente, fue desde una mañanera donde Sheinbaum le reprochó su forma de enfrentar al crimen, subrayando que “en México no se debe matar al delincuente”. Mientras tanto, cinco cárteles disputaban el control de Uruapan.
El 1 de noviembre, Carlos Manzo fue asesinado a plena luz del día, frente a familias que asistían a los altares del Día de Muertos. Su muerte encendió la indignación social en Michoacán y provocó protestas que derivaron en el asalto e incendio del Palacio de Gobierno de Morelia.
La ironía no pasó desapercibida. El evento donde se discutiría la estrategia de seguridad para el Mundial 2026 se suspendió por un crimen que evidencia la falta de seguridad en el país.
La conferencia se trasladará a Palacio Nacional, donde se espera que el gobierno exprese condolencias y asegure que “no habrá impunidad”. Sin embargo, el historial de casos sin justicia deja poco espacio para el optimismo.
Siete alcaldes han sido asesinados en los últimos ocho meses, y la mayoría de los crímenes siguen sin resolver.
La muerte de Carlos Manzo no solo refleja la violencia que corroe a México, sino también la impunidad estructural que se ha normalizado. Las autoridades suelen prometer investigaciones “a fondo”, pero los casos se diluyen entre declaraciones y homenajes tardíos.
Mientras la presidencia prepara los festejos deportivos del Mundial 2026, hay servidores públicos que se preguntan si podrán llegar vivos a esa fecha.
La impunidad se ha convertido en un idioma común, una sombra que acompaña cada crimen político, cada feminicidio, cada ejecución.
El mensaje es claro: en México, pedir seguridad puede costarte la vida, y las disculpas oficiales llegan cuando ya no hay nada que proteger.
Cancelar una conferencia no cambia la realidad. No devuelve la vida de quienes advirtieron el peligro, ni protege a los próximos que caerán en el olvido.
La violencia en México no se combate con gestos, sino con justicia real. Mientras eso no ocurra, la impunidad seguirá siendo la verdadera protagonista de las mañaneras.
		






