México se enfrenta a una de las crisis hídricas más severas de su historia y la situación de las presas en el país es un claro indicador de la urgencia con la que se debe abordar el tema del agua. Con 210 presas dedicadas al almacenamiento de agua, es alarmante saber que solo la mitad de ellas tienen la capacidad suficiente para cumplir con sus funciones esenciales: abastecer de agua a la población y la agricultura, ofrecer protección contra eventos meteorológicos extremos y contribuir a la generación de energía.
A media temporada de estiaje, específicamente en la segunda quincena de marzo de 2024, las cifras son desalentadoras. El promedio de llenado de las principales presas ha descendido a tan solo un 48%, de acuerdo con estimaciones de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Este déficit afecta directamente a 10 presas cruciales por su capacidad de almacenamiento y su importancia estratégica para la población.
Entre estas, apenas tres presas —Miguel Alemán en Oaxaca y Veracruz, Infiernillo en Michoacán y Aguamilpa en Quintana Roo— se mantienen con niveles de agua relativamente aceptables, garantizando el suministro a sus usuarios. Sin embargo, otras como Malpaso y La Angostura en Chiapas, así como el Lago de Chapala en Jalisco, vislumbran un panorama sombrío con severas restricciones en el abasto de agua.
La situación es aún más crítica para embalses como La Amistad, Vicente Guerrero y Falcón, los cuales presentan niveles de agua alarmantemente bajos, lo que limita drásticamente las opciones de manejo del recurso.
La escasez de agua no solo afecta el ambiente natural y la producción agrícola, sino que tiene un impacto directo en la vida diaria de millones de mexicanos. En particular, tres sistemas de presas son vitales para el abastecimiento de agua en los centros de población y producción industrial más grandes del país, afectando a cerca de 36 millones de habitantes y al 29% de la producción industrial nacional.
El Área Metropolitana de Guadalajara y Monterrey, así como el Sistema Cutzamala —que abastece a las zonas más pobladas de la Ciudad de México y el Estado de México—, enfrentan situaciones de emergencia, dependiendo cada vez más del agua de pozos ante la disminución crítica de sus reservas en presas.
Este panorama obliga a una reflexión profunda sobre el manejo del agua en México. Es imperativo adoptar medidas de gestión sostenible, fomentar el ahorro y la eficiencia en el uso del agua, y desarrollar políticas que aseguren la equidad en el acceso a este recurso vital. La responsabilidad recae no solo en las autoridades, sino en cada ciudadano, para hacer un manejo ético y solidario del agua, especialmente en esta temporada de estiaje.
La crisis hídrica en México es un llamado a la acción. Es hora de unir esfuerzos para garantizar que el agua, fuente de vida y desarrollo, esté disponible para todas y todos, ahora y en el futuro. En “Notidex”, invitamos a la reflexión y al compromiso con el cuidado del agua, un recurso que debemos proteger con urgencia y responsabilidad.