El Partido de la Revolución Democrática (PRD), tras perder su registro a nivel nacional, ha emprendido un nuevo intento por resurgir en el escenario político, esta vez con el objetivo de obtener el registro como partido estatal en el Estado de México. Ayer, la nueva dirigencia del PRD mexiquense, encabezada por Omar Ortega Álvarez y Javier Rivera Escalona, se presentó ante el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) para iniciar formalmente el proceso.
Este movimiento busca recuperar el terreno perdido y capitalizar las prerrogativas estatales, estimadas en al menos 60 millones de pesos. Sin embargo, el camino para conseguirlo no será sencillo, ya que ambos bloques del PRD, que buscan hacerse con el control de la dirección del partido en el Estado de México, enfrentan un desafío clave: demostrar que cuentan con el apoyo de miles de militantes para llevar a cabo las asambleas municipales necesarias.
La pugna interna y el reto de los militantes
Omar Ortega y Javier Rivera no son los únicos actores en este escenario. La semana pasada, Agustín Barrera, líder de otro bloque dentro del PRD, también se presentó ante el IEEM con la misma solicitud. Esta fragmentación dentro del partido añade una capa de complejidad a la situación, pues ambos grupos persiguen el mismo objetivo: consolidar su liderazgo y acceder a los recursos financieros que vienen con el registro estatal.
El principal reto que enfrentan ambos bloques será reunir a los militantes necesarios para cumplir con los requisitos legales establecidos por el IEEM. Se necesitan miles de afiliados para validar las asambleas municipales, una tarea que, para muchos, parece una misión complicada. Las preguntas clave son: ¿De dónde sacarán los militantes necesarios? ¿Lograrán cumplir con los estándares establecidos por la autoridad electoral?
¿Estrategias cuestionables en el horizonte?
Algunos observadores señalan que el PRD podría recurrir a estrategias cuestionables para cumplir con los requisitos del IEEM. Un ejemplo de esto es lo que ocurrió en el pasado con el Movimiento Ciudadano, liderado por Juan Manuel Zepeda en el Estado de México, quien, según acusaciones, movilizó a los mismos militantes de un municipio a otro para validar sus asambleas ante el órgano electoral. Esta táctica le permitió conseguir los avales necesarios para la elección de la actual dirigente, Juana Bonilla.
No se descarta que el PRD pueda adoptar estrategias similares para lograr su objetivo, aunque cualquier indicio de irregularidades podría poner en riesgo su registro como partido estatal.
El futuro del PRD en el Estado de México
El panorama del PRD en el Estado de México está lleno de incertidumbre. Aunque la posibilidad de recuperar su registro estatal es real, las divisiones internas y el reto de cumplir con los requisitos de militancia son obstáculos significativos. Además, cualquier controversia sobre las estrategias utilizadas para reunir a los militantes podría empañar su credibilidad y alejar a posibles simpatizantes.
A pesar de estos retos, el objetivo es claro: revivir a un partido que, aunque debilitado a nivel nacional, busca mantener su relevancia en el ámbito estatal. La pregunta es si el PRD logrará superar estos obstáculos y resurgir con la fuerza suficiente para convertirse en un jugador clave en la política del Estado de México, o si estas divisiones internas terminarán por enterrarlo definitivamente.
El PRD en el Estado de México enfrenta uno de los mayores desafíos de su historia reciente. Con dos bloques disputando el control y la necesidad de cumplir con estrictos requisitos electorales, el futuro del partido es incierto. A medida que avanzan los trámites ante el IEEM, será crucial observar cómo se desarrollan las estrategias de ambos grupos y si lograrán conseguir el apoyo necesario para devolverle la vida a un partido que, en muchos sentidos, parece haber quedado en el olvido.
Este proceso no solo definirá el futuro del PRD en el Estado de México, sino también su capacidad para adaptarse y sobrevivir en un panorama político cambiante y cada vez más competitivo.