El arribo de estudios y productoras de Hollywood a México ha generado entusiasmo, pero también inquietudes. Mientras la Secretaría de Relaciones Exteriores, Estudios Churubusco, CANACINE y el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) celebran la posibilidad de alianzas internacionales, voces del sector cuestionan si estas visitas representan una verdadera sinergia creativa o simplemente una estrategia para reducir costos.
Daniela Alatorre, directora general del IMCINE, resaltó:
“México es una tierra llena de talento, diversas locaciones, estudios de primer nivel y servicios de producción altamente especializados”.
Sin duda, el país ofrece un entorno propicio para la creación cinematográfica. Pero… ¿a qué precio?
Uno de los principales atractivos de México para las productoras internacionales es su relación calidad-precio. Mientras en Estados Unidos los presupuestos para una película superan con facilidad los 100 millones de dólares, en México el costo promedio ronda los 14.6 millones de pesos (alrededor de 850 mil dólares). Esta diferencia abismal convierte al país en un paraíso de eficiencia para el cine global.
Además, programas como EFICINE 189 ofrecen beneficios fiscales para producciones audiovisuales, permitiendo recuperar hasta un 16% del IVA invertido. Todo esto suma para que México sea visto, no solo como un lugar de inspiración artística, sino también como un centro de producción accesible.
A pesar del creciente interés extranjero, la industria cinematográfica nacional enfrenta obstáculos serios. En 2023, el presupuesto federal destinado al cine fue de 196.9 millones de pesos, cifra que representa una reducción en términos reales comparada con años anteriores. A esto se suma la eliminación de fideicomisos clave como Foprocine y Fidecine, que eran pilares del financiamiento para el cine independiente.
Muchos creadores enfrentan adeudos por parte del IMCINE, lo que ha erosionado la confianza en las instituciones culturales. ¿Cómo se puede competir a nivel internacional si no se fortalecen las bases locales?
La presencia de Hollywood plantea una disyuntiva crítica: ¿se está construyendo una colaboración cultural sólida o simplemente subcontratando talento nacional por menos?
Aunque la inversión extranjera genera empleos temporales y activa la economía local, existe el riesgo de que las producciones mexicanas se vean desplazadas. El talento local muchas veces se utiliza como apoyo técnico, sin acceso a puestos creativos clave ni a la toma de decisiones.
El conflicto geopolítico entre Estados Unidos y China ha alterado el panorama de distribución global. Con el acceso al mercado chino en declive para películas estadounidenses, Hollywood está virando hacia territorios como América Latina para descentralizar su producción.
México, con su cercanía geográfica, tratados comerciales y entorno competitivo, se ha convertido en una alternativa estratégica. Sin embargo, esta coyuntura no debe ser vista como una simple oportunidad económica: es también una ventana para reforzar la identidad cultural mexicana a través del cine.
Para que estas colaboraciones internacionales beneficien realmente al país, es indispensable:
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Invertir en formación y profesionalización del talento local
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Restablecer mecanismos de financiamiento público para cine nacional
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Fomentar coproducciones con enfoque equitativo
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Revisar políticas de participación creativa en producciones extranjeras
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Apoyar la distribución y exhibición del cine mexicano, tanto en México como en el extranjero
La creciente presencia de Hollywood en México puede marcar un nuevo capítulo para la industria audiovisual nacional. Pero es necesario definir si el país quiere ser un simple proveedor de servicios o un actor protagónico en la narrativa global.
En conclusión, el cine no es solo un negocio: es una herramienta poderosa para contar quiénes somos. Si México logra equilibrar el interés económico con el desarrollo cultural, podría convertirse en un referente internacional no solo por sus paisajes y precios, sino por sus historias, su talento y su voz única.