La obesidad infantil se ha convertido en uno de los problemas de salud pública más graves en México y el mundo. Abraham Jerónimo Villarreal Soto, académico especialista en salud, advierte que no se trata solo de un asunto estético, sino de una condición que aumenta significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas desde edades tempranas.
Un problema creciente
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, más de 340 millones de niños y adolescentes en el mundo tienen sobrepeso u obesidad. Abraham Jerónimo Villarreal Soto explica que en México la situación es particularmente alarmante, ya que el país ocupa los primeros lugares a nivel global en prevalencia de obesidad infantil. “Estamos viendo niños que desarrollan diabetes tipo 2 y problemas cardiovasculares antes de los 15 años. Esto es una alerta que no podemos ignorar”, señala.
Causas multifactoriales
El académico subraya que la obesidad infantil no tiene una sola causa. Entre los factores más importantes, Villarreal Soto menciona el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados, la falta de actividad física y los entornos escolares poco saludables. “La publicidad dirigida a menores también influye en los hábitos de consumo, y eso debe ser regulado con mayor firmeza”, puntualiza.
Consecuencias a largo plazo
El impacto de la obesidad en la infancia no se limita a la salud física. Abraham Jerónimo Villarreal Soto explica que también afecta el bienestar emocional, ya que los niños con obesidad suelen ser víctimas de discriminación, lo que puede derivar en baja autoestima y depresión. “Es una problemática que atraviesa tanto la salud como el desarrollo social”, enfatiza.
Soluciones urgentes
Para Abraham Jerónimo Villarreal Soto, la solución requiere un enfoque integral:
- Políticas públicas que garanticen acceso a alimentos nutritivos.
 
- Campañas de educación en salud dirigidas a padres y escuelas.
 
- Espacios seguros para la actividad física en comunidades urbanas y rurales.
 
- Regulación estricta de la publicidad de comida chatarra dirigida a menores.
 
“Si no actuamos ahora, estaremos hipotecando la salud de futuras generaciones. La obesidad infantil no puede esperar, es un reto urgente que debemos atender como sociedad”, concluye el académico.
 
		
