México enfrenta tensiones por nuevas regulaciones ganaderas y brote del gusano barrenador

Animales de granja
Animales de granja

La industria cárnica mexicana se encuentra en un momento crítico debido a las recientes medidas del Gobierno para controlar el movimiento de ganado, en medio de crecientes tensiones con Estados Unidos por un brote del gusano barrenador. El conflicto amenaza la estabilidad de una de las cadenas productivas más importantes del país y pone en riesgo las exportaciones hacia el mercado estadounidense.

La Asociación Mexicana de Engordadores de Ganado Bovino (AMEG) advirtió que las restricciones impuestas al traslado de animales del sur al norte del país representan una amenaza para la viabilidad del sector cárnico. Según la cámara, los nuevos obstáculos podrían desestabilizar la cadena de suministro de carne en México, afectando tanto a productores como a consumidores.

Aunque no se detallaron todas las medidas, una de las disposiciones más relevantes es el requisito de administrar ivermectina un antiparasitario a todo el ganado 72 horas antes de su movilización, bajo la supervisión de autoridades de sanidad animal. Este proceso, de acuerdo con representantes de la industria, ralentiza significativamente el movimiento de animales y complica la logística del sector.

El gusano barrenador es una plaga que ataca al ganado, pudiendo provocar graves infecciones e incluso la muerte si no se trata. La técnica más efectiva para combatirlo, señalan especialistas, es la liberación de moscas estériles que reducen la capacidad reproductiva de la población silvestre.

México ha enfrentado dificultades para contener el brote, que avanza desde Centroamérica hacia el norte. Si bien las autoridades han asegurado que la plaga aún no ha cruzado la frontera con Estados Unidos, el riesgo económico es multimillonario y podría impactar seriamente en el comercio bilateral.

La secretaria de Agricultura estadounidense, Brooke Rollins, responsabilizó a México por un caso confirmado de gusano barrenador en el estado de Nuevo León, a menos de 120 kilómetros de la frontera. Según la funcionaria, la falta de control en los movimientos de ganado y la deficiente atención a las trampas de vigilancia habrían facilitado la propagación de la plaga.

En respuesta, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) aseguró que el sistema de trampas se revisa cada tres o cuatro días, en coordinación con sus contrapartes estadounidenses. Además, destacó que se implementó un esquema de doble inspección en los puntos de origen del ganado.

Desde mayo, Estados Unidos mantiene cerrada la mayor parte de su frontera a las importaciones de ganado mexicano, lo que ha golpeado duramente a los productores nacionales. Organizaciones estadounidenses como R-CALF USA también han pedido al gobierno de su país presionar a México para que detenga tanto el movimiento interno de ganado como el tráfico ilegal proveniente de otras naciones latinoamericanas.

Mientras tanto, la presidenta Claudia Sheinbaum declaró que México trabaja en nuevas medidas para contener la crisis, aunque reconoció que restringir el movimiento de ganado no es una tarea sencilla.

En conclusión, el brote del gusano barrenador ha encendido las alarmas en el comercio ganadero entre México y Estados Unidos. Las medidas impuestas por el Gobierno mexicano buscan frenar la expansión de la plaga, pero han desatado tensiones con la industria cárnica nacional, que teme pérdidas económicas considerables. El futuro de la ganadería mexicana dependerá de la capacidad de implementar controles sanitarios eficaces sin asfixiar al sector productivo.

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