Petróleos Mexicanos (Pemex), la empresa petrolera más endeudada del mundo, ha anunciado un fuerte recorte presupuestal de 26,770 millones de pesos (equivalente a 1,340 millones de dólares) para el último trimestre de este año. La medida, liderada por Néstor Martínez Romero, director de Pemex Exploración y Producción (PEP), busca aliviar la carga financiera de la paraestatal que actualmente acumula una deuda de 99,390 millones de dólares.
Fuentes internas de la empresa han confirmado que el ajuste impactará principalmente a las áreas de perforación, extracción y mantenimiento, que deberán reducir sus gastos durante los meses de octubre, noviembre y diciembre. Según los análisis de Pemex, se estima que esta reducción de costos podría afectar la producción de crudo en 5,805 barriles diarios, reflejando un nuevo golpe para una compañía que ha visto una caída constante en su producción durante los últimos años. La extracción de petróleo, que alguna vez alcanzó más de 2.5 millones de barriles diarios en 2013, se ha estancado, lo que pone de relieve los desafíos a los que se enfrenta la petrolera estatal.
El recorte presupuestal fue oficializado el pasado 11 de octubre a través de un oficio en el que Martínez Romero instruyó a las oficinas regionales de Pemex a priorizar la perforación de pozos según su valor económico. Entre las medidas destacan la postergación de actividades administrativas, el diferimiento del programa de adquisición sísmica hasta 2025 y la limitación de labores de saneamiento y restauración, que solo se llevarán a cabo en casos de emergencia.
Este recorte marca un giro significativo en la estrategia hacia Pemex, impulsado por la nueva administración encabezada por Claudia Sheinbaum y la nueva dirección de la empresa. A menos de tres semanas de asumir el cargo, el gobierno ha tomado distancia de la narrativa de “apoyo incondicional” que predominó durante el sexenio anterior y que resultó en inyecciones de capital por más de un billón de pesos para la petrolera. A pesar de estos esfuerzos de rescate financiero, Pemex continúa lidiando con una abultada deuda financiera cercana a los 100,000 millones de dólares, además de 19,726 millones de dólares en adeudos a proveedores. Solo en 2025, se enfrentarán vencimientos de deuda por 7,100 millones de dólares.
La reducción del presupuesto traerá consecuencias operativas que ya se reflejan en los números. Según datos oficiales, en agosto de este año, la producción de Pemex fue de 1.4 millones de barriles diarios, lo que representa una caída del 6.1% en comparación con el mismo periodo de 2023. De no revertirse la tendencia, el impacto de los recortes podría agravar esta situación en los próximos meses.
Luis Miguel Labardini, un experto en el sector energético, calificó la medida como un ajuste responsable que refleja la necesidad de resolver el adeudo con contratistas que asciende a 20,000 millones de dólares. “El oficio emitido muestra una intención de no comprometer las actividades prioritarias para la producción, pero el éxito dependerá de la calidad de las decisiones que se tomen. El nuevo equipo, especialmente en el área de Exploración y Producción, es capaz y experimentado, lo que podría traducirse en una mejora. Sin embargo, Pemex necesita un plan más profundo que aborde las grandes pérdidas en refinación y su excesiva deuda”, señaló Labardini.
Este ajuste se produce en un contexto de cambios normativos aprobados recientemente por el Senado mexicano. La Cámara Alta dio luz verde a una reforma energética que otorga prioridad al Estado en la generación de energía eléctrica y petrolera, fortaleciendo a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como empresas públicas estatales. Esta medida revierte la reforma de 2013 que había redefinido a estas entidades como “empresas productivas del Estado”, otorgándoles mayor autonomía operativa.
La decisión de recortar el presupuesto parece ser solo una parte de una estrategia más amplia para sanear las finanzas de la empresa. Sin embargo, el desafío será encontrar el equilibrio adecuado entre la reducción de costos y la sostenibilidad de la producción. Las próximas semanas serán cruciales para evaluar si esta medida logra aliviar la presión financiera de la petrolera sin sacrificar aún más su capacidad operativa.
Mientras tanto, la incertidumbre sobre el futuro de Pemex persiste. Con vencimientos de deuda cercanos y una producción que sigue a la baja, el camino para recuperar la estabilidad financiera de la petrolera será largo y arduo. Lo que está claro es que la nueva administración busca una estrategia distinta a la de sus predecesores, y el tiempo dirá si logra los resultados esperados.
En conclusión, la reducción de gastos por parte de Pemex es una acción necesaria en un contexto financiero difícil, pero también refleja los retos a los que se enfrenta la empresa en el corto y mediano plazo. Los cambios en la gestión y la estrategia operativa, así como las reformas energéticas recientes, podrían redefinir el papel de Pemex en el mercado energético global. En Notidex, seguiremos atentos al desarrollo de esta situación y sus implicaciones para la industria energética en México y el mundo.