En el Centro Federal de Readaptación Social Femenil número 16 (Cefereso 16), ubicado en Morelos, México, se ha desatado una alarmante ola de suicidios entre las reclusas. En un periodo de nueve meses, entre marzo y diciembre de 2023, se registraron 11 suicidios, según un informe reciente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México (CNDH). Este fenómeno sin precedentes en una cárcel federal de mujeres ha generado preocupación y un llamado urgente a las autoridades para que aborden la situación.
La Tragedia de Cefereso 16
El 16 de marzo de 2023, Kenia, una reclusa del Cefereso 16, escuchó los gritos desesperados de sus compañeras y corrió hacia una celda, donde encontró a una joven suspendida en el aire, con las sábanas de su cama atadas alrededor del cuello. Esta escena, dolorosamente repetitiva, ha sido una constante en esta prisión, la única cárcel federal de mujeres en México.
Según el informe de la CNDH, los suicidios comenzaron en marzo de 2023, con el segundo caso en julio, seguido de dos en agosto, dos en septiembre, uno en octubre, tres en noviembre y uno más a principios de diciembre. La mayoría de las víctimas se ahorcaron con sábanas o calcetines, y en siete casos no se brindó asistencia médica o psicológica a las reclusas, a pesar de que muchas de ellas la solicitaron.
Las Condiciones en Cefereso 16
El Cefereso 16, una prisión de máxima seguridad inaugurada en 2015, ha sido objeto de críticas por sus duras condiciones de confinamiento. La distancia mínima que deben recorrer los familiares para visitar a las reclusas es de 70 kilómetros desde Cuernavaca, lo que dificulta las visitas regulares y agrava el aislamiento de las internas.
La cárcel fue construida durante el mandato del expresidente Felipe Calderón, bajo la supervisión del exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, actualmente condenado por narcotráfico. La administración y operación de la prisión están a cargo de Capital Inbursa, una empresa del conglomerado Grupo Carso, propiedad de Carlos Slim. Sin embargo, el personal de la empresa no tiene contacto directo con las reclusas.
Testimonios Desgarradores
Kenia Hernández, una activista indígena que estuvo recluida en el Cefereso 16 durante más de tres años, describe las condiciones de la prisión como inhumanas. Las reclusas disponen de solo 10 minutos a la semana para hablar por teléfono con sus familias y abogados. El aislamiento y la falta de contacto con el exterior generan un profundo desespero entre las internas.
Las denuncias de tortura y malos tratos son comunes. Salvador Leyva, exsecretario técnico de Combate a la Tortura del Instituto Federal de la Defensoría Pública, documentó casos de mujeres sometidas a prácticas de tortura conocidas como “los cuatro puntos”, en las que las reclusas son atadas de pies y manos a una cama durante días.
Un Llamado a la Acción
El 29 de mayo de 2023, los medios de comunicación mexicanos informaron sobre el suicidio de otra mujer en el Cefereso 16, lo que llevó a 64 organizaciones no gubernamentales y activistas a emitir un comunicado titulado “¡Alto al cementerio de las vivas!”, exigiendo a las autoridades que garanticen la vida y los derechos humanos de las reclusas.
En respuesta, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, reconoció que la infraestructura del penal no considera la perspectiva de género y que la lejanía de las reclusas de sus familias contribuye a su desesperanza. Además, el hecho de que el 40% de las 1.174 mujeres detenidas aún esperan sentencia ha exacerbado la crisis.
La Necesidad de Cambio
El Cefereso 16 representa un microcosmos de los problemas más amplios del sistema penitenciario mexicano, donde la falta de atención médica y psicológica adecuada, junto con el aislamiento extremo, ha creado un ambiente propicio para la desesperación y el suicidio. Es crucial que las autoridades tomen medidas inmediatas para mejorar las condiciones en la prisión y garantizar que las reclusas reciban el apoyo necesario para su salud mental y bienestar.
En conclusión, la crisis en el Cefereso 16 es un recordatorio doloroso de la necesidad urgente de reforma en el sistema penitenciario mexicano. Las voces de las reclusas, sus familias y los defensores de derechos humanos deben ser escuchadas para prevenir más tragedias y asegurar que los derechos humanos sean respetados en todos los centros de detención.