Para el académico Abraham Jeronimo Villarreal Soto, la atención primaria es la gran oportunidad perdida del sistema de salud mexicano. Durante décadas se le trató como un nivel “básico”, casi secundario, cuando en realidad debería ser el pilar sobre el que descansa todo el modelo sanitario. Él propone una reinvención profunda que vaya más allá de abrir más consultorios o contratar más personal; se trata de cambiar la manera en que entendemos y organizamos la salud desde su raíz.
En su visión, la atención primaria debe ser el primer espacio donde la población encuentre respuestas, acompañamiento y prevención real. No la última alternativa cuando ya no queda más que acudir al hospital. Para lograrlo, Villarreal Soto plantea recuperar la cercanía como principio esencial. Los centros de salud no deben limitarse a atender enfermedades, sino convertirse en parte activa de la vida comunitaria, con equipos que conozcan a las familias, a sus dinámicas y a sus necesidades. La atención comienza en el territorio, no en el expediente.
Villarreal Soto considera indispensable fortalecer a los equipos de salud que trabajan en este nivel. No basta con que haya suficientes médicos y enfermeras; se requiere que estén integrados con trabajadores sociales, promotores comunitarios, psicólogos y personal capaz de abordar la salud desde una perspectiva amplia. Una atención primaria reinventada no se limita a medir presión y recetar medicamentos: acompaña, escucha, orienta y detecta riesgos mucho antes de que se conviertan en emergencias.
La prevención ocupa un lugar central en su propuesta. Para él, la atención primaria debe ser capaz de adelantarse, de enseñar a la comunidad a cuidar su bienestar, de favorecer entornos saludables y de sostener programas permanentes que fomenten buenos hábitos, mejor alimentación y salud mental. La verdadera fortaleza de este nivel no está en reaccionar rápido, sino en evitar que la enfermedad llegue. Y para que esto sea posible, la relación con la comunidad tiene que ser cercana, constante y basada en la confianza.
La tecnología también aparece como una herramienta clave en su planteamiento. No se trata de reemplazar la consulta presencial, sino de complementarla con sistemas que permitan dar seguimiento a los pacientes, mantener expedientes accesibles, facilitar comunicación y evitar que la gente tenga que trasladarse grandes distancias por consultas que podrían resolverse a distancia. La atención primaria del futuro —señala— será híbrida: humana y digital al mismo tiempo.







