Sequía extrema pone en riesgo abasto de agua y producción agrícola en el Edomex

Sequía en la Ciudad
Sequía en la Ciudad

El Estado de México atraviesa una de las etapas más críticas de estiaje en los últimos años, una situación agravada por el cambio climático y el patrón creciente de sequías intensas y frecuentes. Esta crisis hídrica no solo amenaza el suministro de agua potable, sino que impacta de manera alarmante al sector agrícola y a la economía rural del estado.

Según el más reciente informe del Monitor de Sequía del Instituto Interamericano de Tecnología y Ciencias del Agua (IITCA) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), al 15 de marzo de 2025, ocho municipios mexiquenses presentan condiciones anormalmente secas. Entre ellos destacan Valle de Bravo y Villa Victoria, sedes de dos de las principales presas que abastecen al Sistema Cutzamala.

El nivel de almacenamiento en estas presas ha caído a un preocupante 59.79%, lo cual representa un riesgo elevado para una de las infraestructuras más importantes en el suministro de agua potable para la zona centro del país, incluyendo a la Ciudad de México.

Desde el 31 de marzo de 2014, el Estado de México ha visto un incremento sostenido en los niveles de sequía. De acuerdo con el IITCA, el impacto de este fenómeno ha crecido en más de 80% en poco más de una década, afectando actualmente a seis municipios con niveles de aridez severa.

Además, el 18.5% del territorio estatal se encuentra bajo condiciones de sequía extrema, lo que refleja la magnitud del problema y la urgencia de implementar políticas efectivas para su mitigación.

El sector agrícola es uno de los más afectados por esta emergencia climática. La Secretaría del Campo del Estado de México reportó en 2024 una reducción drástica en la producción agrícola. De una expectativa de más de un millón de toneladas, la cosecha final cerró apenas con 700 mil toneladas, una caída de 300 mil toneladas respecto a años anteriores.

Esta disminución no solo impacta en la oferta de alimentos locales, sino que también compromete la seguridad alimentaria, pone en riesgo los ecosistemas, y representa un duro golpe a la economía de comunidades rurales que dependen de la agricultura como fuente principal de ingresos.

En conclusión, frente a este panorama alarmante, expertos coinciden en que es urgente adoptar estrategias sostenibles que incluyan el uso eficiente del agua, el impulso a tecnologías de riego inteligente, la reforestación y la protección de cuencas hidrológicas. Asimismo, llaman a fortalecer la concientización social y la cooperación entre autoridades y ciudadanía para enfrentar esta crisis de forma integral.

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