El día de ayer, la gobernadora del Estado de México tomó protesta a Victorino Barrios como nuevo Contralor Interno del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM). Este nombramiento no ha pasado desapercibido, y las críticas hacia su desempeño y ética profesional resurgen con fuerza.
Victorino Barrios, quien recientemente concluyó su gestión como titular del Órgano Interno de Control (OIC) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), llega a esta nueva responsabilidad cargando un historial plagado de cuestionamientos. Durante su paso por la UAEMéx, se le acusó de realizar investigaciones selectivas, con claras intenciones de atacar a quienes resultaban incómodos para sus intereses. Según diversos reportes, de los 22 expedientes que su equipo presentó ante el Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de México, ninguno resultó en sanciones, mientras que muchos prescribieron por falta de seguimiento.
¿Un perfil adecuado para combatir la corrupción?
La función principal del Contralor Interno del ISSEMyM será vigilar y garantizar el correcto manejo de los recursos en un organismo que enfrenta una crisis financiera y operativa. Sin embargo, la trayectoria de Barrios genera dudas sobre su capacidad para asumir un papel tan importante. El ISSEMyM necesita transparencia y efectividad, dos características que no se asocian con su desempeño anterior.
Las críticas señalan que, lejos de fortalecer las instituciones públicas, Victorino Barrios utilizó el OIC de la UAEMéx como una herramienta política, preparando expedientes que nunca prosperaron legalmente. En un sistema donde la sociedad exige combate real a la corrupción, este tipo de antecedentes levantan serias alarmas sobre el rumbo que podría tomar el ISSEMyM bajo su supervisión.
Una relación con la UAEMéx que no termina
El historial de Barrios con la UAEMéx tampoco quedó en buenos términos. Su aparente intención de influir en el proceso de sucesión dentro del OIC universitario fue interpretada como una muestra de frustración tras no haber conseguido prolongar su mandato. Además, se habla de un vínculo con Andrés de Jesús Miranda, un subordinado cercano, que se habría registrado en la convocatoria para ocupar el puesto dejado por Barrios. Este tipo de movimientos refuerzan la percepción de que Barrios sigue buscando extender su influencia en la universidad que lo cobijó durante años.
El reto del ISSEMyM: ¿Una oportunidad o un nuevo escándalo?
Victorino Barrios asume la Contraloría Interna del ISSEMyM en un momento crítico. El instituto necesita una gestión transparente, eficiente y comprometida con la recuperación de la confianza ciudadana. Sin embargo, las dudas sobre su ética y capacidad no auguran un futuro alentador.
La esperanza de una sociedad que clama por instituciones públicas fuertes y confiables choca con la realidad de los cuestionamientos que pesan sobre su nuevo titular. Ahora queda en manos de Victorino Barrios demostrar, con hechos y resultados, si es capaz de cambiar la percepción que lo acompaña o si el ISSEMyM enfrentará otro capítulo de ineficiencia y polémicas bajo su dirección.