La movilidad en el Valle de Toluca se ha convertido en uno de los mayores retos urbanos de la región. Lo que antes eran trayectos de apenas 30 minutos hoy puede duplicarse o incluso triplicarse, especialmente en corredores clave como Paseo Tollocan, Alfredo del Mazo o Adolfo López Mateos. La saturación de vehículos, los baches y un transporte público deteriorado han convertido los traslados diarios en una pesada carga que afecta la salud, la economía y la calidad de vida de miles de habitantes.
De acuerdo con el Programa Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU), la mancha urbana en el Valle de Toluca se expandió 26.9 veces en las últimas décadas, mientras que la población apenas creció cuatro veces.
El Plan de Desarrollo Municipal de Toluca 2025-2027 confirma que la ciudad no ha detenido su expansión: actualmente el suelo urbano abarca 175.84 kilómetros cuadrados, con una población de 910,608 habitantes.
La densidad, de 5,177 personas por kilómetro cuadrado, es mucho menor que la del Valle de México, lo que evidencia una urbanización extendida y dispersa que incrementa la dependencia del automóvil.
Horas perdidas en el tráfico
El último estudio integral disponible, elaborado en 2019 por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), reveló que cada habitante del Valle de Toluca perdía en promedio 116 horas al año en el tráfico, es decir, casi cinco días completos atrapado en un vehículo.
Aunque no existen nuevas mediciones oficiales, la percepción ciudadana y los datos de aplicaciones de movilidad muestran que los tiempos de traslado han aumentado en los últimos años.
Congestión vial y transporte público deficiente
El activista Dante Álvarez Jiménez, integrante de colectivos ciudadanos por la movilidad, asegura que el problema radica en la dependencia del automóvil.
Cada vehículo privado ocupa en promedio 12 metros cuadrados de espacio vial, pero la mayoría transporta solo a una o dos personas. Esta tendencia se ha consolidado porque el transporte público lleva 40 años en decadencia, con unidades viejas, tiempos más largos y un servicio que empuja a la ciudadanía a comprar un auto, generando un círculo vicioso de más tráfico y contaminación.
El panorama es aún peor para quienes dependen del camión: recorridos de 50 a 70 minutos en auto pueden convertirse en viajes de hasta dos horas en transporte público, como sucede en el trayecto de San Pablo Autopan al centro de Toluca.
Impacto económico, social y ambiental
El costo de la movilidad no solo se mide en tiempo. Según Álvarez, también tiene efectos en la salud y en la economía familiar:
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Salud: permanecer tantas horas sentado en un vehículo incrementa enfermedades crónicas y problemas respiratorios derivados de la contaminación.
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Economía: adquirir y mantener un auto representa un gasto elevado que desgasta los ingresos de las clases medias.
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Ambiente: los siniestros viales y la polución generan costos sociales que terminan pagando los habitantes, mientras los beneficios económicos se concentran en las industrias automotriz y energética.
Los hospitales de Toluca ya registran un aumento en enfermedades respiratorias como asma y bronquitis, especialmente en niños y adultos mayores.
Infraestructura deficiente: baches y lluvias
Otro factor que agrava la situación es la mala calidad de la infraestructura vial. Lluvias intensas paralizan la ciudad al mismo tiempo que los baches retrasan los traslados en prácticamente todos los corredores de la capital mexiquense.
De acuerdo con testimonios ciudadanos, un trayecto de 35 a 50 minutos en auto puede extenderse hasta hora y media en camión cuando las condiciones empeoran.
Las aplicaciones de tráfico permiten dimensionar la magnitud del problema en Toluca:
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Paseo Tollocan: de 15 a 20 minutos en condiciones normales; hasta 50 minutos en hora pico.
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Alfredo del Mazo: de 20 a 25 minutos normalmente; hasta 90 minutos en horas de mayor congestión.
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Adolfo López Mateos: de 20 a 35 minutos; supera los 60 minutos en horas punta.
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Toluca-Palmillas/Isidro Fabela: de 25 a 30 minutos en auto, pero hasta 70 en hora pico y dos horas en transporte público.
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Sauces al centro: de 20 a 25 minutos en condiciones normales; hasta 90 en autobús.
Las soluciones gubernamentales se han enfocado en pasos a desnivel y distribuidores viales, pero expertos advierten que estas políticas replican modelos de los años cincuenta que ya demostraron generar más tráfico a largo plazo.
Como alternativa, activistas proponen:
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Inversión en transporte público moderno y eficiente.
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Impulso a la “ciudad de 15 minutos”, donde los habitantes puedan acceder a servicios básicos sin viajes largos.
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Reducción de autos particulares en las vialidades.
Según Álvarez, estas medidas permitirían disminuir la inseguridad, los accidentes, la contaminación y los tiempos de traslado, mejorando la calidad de vida en la capital mexiquense.
En conclusión, la movilidad en Toluca dejó de ser un asunto de paciencia para convertirse en un problema estructural que afecta a la economía familiar, la salud pública y el medio ambiente. Sin un cambio de modelo hacia un transporte público digno y sostenible, la capital mexiquense corre el riesgo de profundizar la crisis vial que hoy ya condiciona la vida cotidiana de cientos de miles de habitantes.