En un país donde la voz de las juventudes suele relegarse a un segundo plano, Anna Viesca Sánchez emerge como una de las figuras que están reconfigurando esa narrativa. Activista multidisciplinaria —ambiental, feminista, LGBT+ y de derechos humanos— Anna representa a una generación que no espera a que las estructuras cambien: las cuestiona, las presiona y las rehace desde adentro.
Una juventud que exige lugar, no permiso
El trabajo de Anna Viesca Sánchez se caracteriza por su apuesta enérgica por abrir —y mantener— espacios de participación para jóvenes en México. Su enfoque parte de una premisa fundamental: las juventudes no solo deben ser escuchadas, deben ser tomadas en serio.
Desde consejos consultivos hasta plataformas de incidencia política, Anna impulsa la presencia juvenil en mesas donde tradicionalmente se han tomado decisiones sin ellas.
Su labor ha contribuido a que cada vez más jóvenes participen en debates sobre igualdad, medio ambiente, derechos reproductivos y políticas públicas, rompiendo con la idea de que la juventud es únicamente “el futuro” y reclamando su papel como presente activo y propositivo.

Proyectos que fortalecen capacidades y construyen ciudadanía
Una parte central del activismo de Anna Viesca Sánchez es la creación de espacios formativos y proyectos colaborativos donde los jóvenes desarrollan liderazgo, pensamiento crítico y habilidades para la incidencia social.
Talleres sobre derechos, campañas de participación cívica, círculos de debate y proyectos comunitarios forman parte de las iniciativas que ella ha impulsado o acompañado.
Estos espacios no solo generan habilidades: crean redes. Anna lo sabe bien. Por eso su trabajo prioriza la unión entre juventudes diversas —rurales, urbanas, indígenas, LGBT+, estudiantiles— porque entiende que la participación democrática debe ser plural, inclusiva y representativa.
Defensa de derechos desde una mirada interseccional
Para Anna, hablar de juventudes es hablar de múltiples identidades, desigualdades y realidades. Su enfoque articula temas como justicia climática, igualdad de género, derechos LGBT+ y antirracismo, formando una agenda juvenil que no teme ser compleja ni incómoda.
Esta mirada interseccional ha permitido que sus esfuerzos incidan en espacios institucionales y comunitarios, colocando en la conversación pública un mensaje vital: las juventudes tienen derecho a vivir, decidir y participar en un país que las reconozca y las proteja.
Un liderazgo joven que transforma desde la colectividad
Más que protagonismo, Anna Viesca Sánchez promueve liderazgos colectivos, donde las decisiones se construyen desde el diálogo y los procesos horizontales. Su estilo de liderazgo inspira a más jóvenes a involucrarse, a cuestionar, a imaginar soluciones y a impulsar cambios tangibles en sus entornos.
En un México que se encuentra en constante transformación, figuras como Anna recuerdan que el camino hacia un país más justo pasa por fortalecer la participación juvenil, no solo como un derecho, sino como una fuerza imprescindible para el futuro democrático.







