En el corazón de Toluca, en la zona norte, el taller de Porfirio cobra vida durante la temporada de Día de Muertos. Este espacio es mucho más que un simple taller: es un lugar donde la imaginación se transforma en figuras de papel maché, piezas únicas que rinden homenaje a la tradición mexicana. Con sus manos, Porfirio y su equipo moldean papel y engrudo para crear obras que capturan la esencia de la muerte y la celebran en toda su espléndida y colorida gloria.
Entre las creaciones más icónicas del taller se encuentran las catrinas y catrines, inspiradas en el legado de José Guadalupe Posada, quien popularizó la idea de la muerte democrática: sin importar la clase social, todos acabarían siendo calaveras. Estas figuras, cuidadosamente moldeadas y pintadas, lucen siluetas elegantes adornadas con sombreros, trajes formales o detalles florales y de mariposas, que les dan un toque de vida y personalidad. Cada pieza es única, desde el color blanco de su base hasta las pinceladas que detallan sus facciones, convirtiéndolas en verdaderas obras de arte que cuentan historias.
La cartonería es una técnica artesanal que ha perdurado en el Estado de México desde la época virreinal, cuando la evangelización introdujo esta forma de arte que utiliza materiales reciclados como papel periódico y cartón. En municipios como Huixquilucan, Metepec, Toluca, Almoloya de Juárez, y Temoaya, los artesanos dan vida a figuras de papel que son símbolo de identidad cultural.
Además de las figuras de Día de Muertos, en estas localidades también se crean piñatas navideñas, alebrijes y figuras de Judas, piezas que marcan otras festividades del calendario mexicano. Cada pieza es creada con dedicación, reflejando no solo las tradiciones sino también la creatividad y destreza de los artesanos locales.
Uno de los municipios con una herencia artesanal destacada es Acolman, en la zona norte del Estado de México. Este lugar es conocido como la cuna de las piñatas navideñas, una tradición que se originó hace más de 400 años en el ex convento de San Agustín. Con el tiempo, la elaboración de piñatas se convirtió en una práctica profundamente arraigada en la cultura mexicana, y Acolman se destaca por mantener viva esta tradición, fabricando piñatas tanto para eventos patrios como para fiestas de cumpleaños y celebraciones navideñas.
La piñata mexicana es un símbolo festivo que trasciende fronteras y, al igual que las figuras de Día de Muertos de Toluca, se ha convertido en un ícono cultural. Su confección varía según la época del año, adaptándose a las festividades y reflejando el ingenio de los artesanos.
La cartonería en el Estado de México representa mucho más que una actividad artesanal; es un legado cultural que ha pasado de generación en generación. Los artesanos, como los del taller de Porfirio en Toluca, no solo fabrican objetos decorativos, sino que crean piezas que narran historias y conservan el patrimonio cultural de México. Cada figura de papel maché que sale de sus talleres lleva consigo el espíritu de las tradiciones mexicanas y celebra la vida y la muerte con colores y formas que cautivan a todos los que las observan.
En conclusión, visitar el taller de Porfirio en Toluca o los talleres artesanales en municipios como Acolman, Huixquilucan y Metepec es una experiencia inmersiva que permite conocer la esencia de la cartonería mexicana. Con figuras de papel que simbolizan el Día de Muertos y piñatas que celebran la vida, estos espacios demuestran que la creatividad y las tradiciones siguen siendo pilares fundamentales en la cultura mexicana.