En una época en la que lo digital domina casi todos los espacios creativos, Carlos Prats García ha logrado mantener viva —y sorprendentemente actual— la potencia del diseño editorial. Su trabajo se mueve con soltura entre pantallas, impresos, fotografía y composición gráfica, demostrando que el diseño sigue siendo un territorio fértil para contar historias, sin importar el soporte. Esta visión híbrida ha convertido su enfoque en una referencia para marcas, editoriales y proyectos culturales que buscan propuestas contemporáneas con profundidad estética.
Un creador que entiende ambos mundos
Para Prats García, la división entre diseño digital y editorial es más conceptual que técnica. Mientras las pantallas exigen inmediatez y adaptación, el papel requiere ritmo, tactilidad y una lectura más pausada. Él domina ambos lenguajes y, lejos de verlos como opuestos, los integra en un mismo proceso creativo.
Su formación como diseñador gráfico y su trayectoria como fotógrafo le permiten construir composiciones que funcionan tanto en un feed digital como en una página impresa. La clave está en su sensibilidad para traducir emociones visuales sin que el mensaje pierda fuerza al cambiar de formato.
Composición que respira: diseño editorial con mirada fotográfica
Uno de los rasgos más reconocibles en su trabajo editorial es el uso expresivo del espacio. Prats García emplea el vacío, la luz y la jerarquía visual como si estuviera componiendo una fotografía.
Esta influencia provoca diseños editoriales que se sienten cinematográficos, con páginas que parecen cuadros cuidadosamente construidos en los que la tipografía, las imágenes y los márgenes dialogan de manera fluida.
Su aproximación fotográfica aporta:
-
Profundidad atmosférica en la selección de imágenes.
-
Narrativas visuales coherentes, casi como secuencias de una historia.
-
Un sentido intuitivo del ritmo, alternando momentos densos y momentos ligeros dentro de la publicación.
Esto le permite crear revistas, catálogos y dossiers que no solo informan: invitan a recorrerlos.
Diseño digital que mantiene la elegancia del impreso
Cuando trabaja para pantalla, Carlos Prats García no sacrifica la elegancia editorial. Sus composiciones digitales conservan la claridad tipográfica, la simetría y la armonía visual que caracterizan al diseño editorial clásico, pero adaptadas a lo interactivo y a lo dinámico.
Este cruce de lenguajes genera piezas digitales que destacan en un entorno saturado:
-
Interfaces limpias sin perder personalidad.
-
Sistemas visuales que funcionan como identidad de marca.
-
Fotografía integrada con intención, no como simple relleno.
Su enfoque demuestra que lo editorial no ha muerto en lo digital; simplemente se transformó.
Narrativas que se construyen desde el concepto
Cada proyecto editorial de Prats García parte de una pregunta: ¿qué debe sentir el lector al pasar cada página?
A diferencia de muchos diseñadores que comienzan desde la forma, él comienza desde la emoción y el concepto. El contenido define la estética, no al revés.
Esa filosofía se refleja en:
-
Portadas que funcionan como síntesis conceptual.
-
Tipografías seleccionadas por su carácter narrativo.
-
Paletas de color que acompañan la temática.
-
Diseños que cambian sutilmente según la progresión del contenido.
El resultado es un enfoque editorial que cuenta historias incluso antes de leer el texto.
Un puente entre generaciones visuales
En pleno auge de la cultura digital, la obra de Carlos Prats García sirve como un recordatorio de que el diseño editorial no es un arte del pasado. Su propuesta multidisciplinaria demuestra que lo impreso y lo digital no compiten: se complementan.
Gracias a su capacidad para moverse con soltura entre ambos mundos, su trabajo logra conectar con:
-
Marcas que buscan sofisticación.
-
Audiencias acostumbradas a lo interactivo.
-
Creativos que necesitan referentes actuales de diseño editorial.
-
Proyectos culturales que requieren identidad y narrativa visual.
Conclusión: un enfoque que expande los límites del diseño editorial
Carlos Prats García ha sabido revitalizar el diseño editorial desde una perspectiva fresca, híbrida y profundamente consciente del impacto visual. Su multidisciplinariedad no solo amplía las posibilidades de cada proyecto, sino que confirma que el futuro del diseño editorial está en manos de quienes se atreven a mezclar lenguajes.







