El papel de las mujeres en el sector salud ha ganado gran relevancia en los últimos años, reflejando un cambio significativo en una industria que históricamente ha sido dominada por hombres. De acuerdo con datos de la organización México, ¿Cómo Vamos?, el 67.03% de las personas ocupadas en el sector salud son mujeres, mientras que los hombres representan el 32.97%. Sin embargo, a pesar de ser mayoría, las mujeres aún enfrentan importantes desafíos y desigualdades que limitan su crecimiento y bienestar en este ámbito.
En el estudio “Observatorio de las Condiciones Laborales de las Mujeres en el Sector Salud: Hallazgos 2022”, realizado por México, ¿Cómo Vamos? y el Grupo SOHIN, se analiza la situación de las trabajadoras del sector salud en México entre 2019 y 2022. Este informe aborda temas clave sobre las condiciones laborales con una perspectiva de género, revelando que, aunque las mujeres han logrado una mayor participación, aún existen brechas salariales y desigualdades estructurales que deben ser atendidas.
Una de las principales problemáticas identificadas es la brecha salarial por género. El estudio muestra que las mujeres en el sector salud ganan en promedio un 8.8% menos que los hombres. Esto significa que por cada 100 pesos que recibe un hombre, una mujer percibe 91.2 pesos. La situación es más notoria en posiciones operativas (administración, recepción), donde la brecha aumenta considerablemente: por cada 100 pesos que gana un hombre, una mujer gana 73.8 pesos.
La desigualdad también se presenta en las clínicas y hospitales; por cada 100 pesos que recibe un médico tratante, una médica percibe 90.7 pesos. En puestos de coordinación en servicios de salud, las cifras son aún más alarmantes, ya que las mujeres ganan un 24.5% menos que sus pares masculinos.
Otro de los desafíos que enfrentan las mujeres en el sector salud es el acceso a posiciones de liderazgo. Aunque el 70% de los cargos en el sector salud son ocupados por mujeres, sólo el 6.1% de ellas logra alcanzar posiciones directivas, mientras que el 12.1% de los hombres sí lo hace. Esta diferencia puede atribuirse en parte a las mayores responsabilidades de cuidado y tareas no remuneradas que asumen las mujeres, dedicando en promedio 18 horas a la semana a estas labores, 11.5 horas más que los hombres.
Los puestos directivos demandan mayor disponibilidad de tiempo y perfiles con experiencia, lo que genera una brecha entre hombres y mujeres. Las mujeres suelen verse limitadas por las responsabilidades adicionales de cuidado, lo que dificulta su acceso a posiciones de mayor jerarquía.
El informe también destaca que la informalidad es un problema latente para las mujeres en el sector salud. Mientras que el 23.11% de las médicas laboran de manera informal, esta tasa es del 15.81% para los hombres. La situación es más crítica para las médicas independientes, quienes enfrentan una tasa de informalidad del 64.49%, aunque paradójicamente, los hombres en la misma situación presentan un 78.41%.
A pesar de que los hombres tienen una mayor tasa de informalidad, las mujeres independientes suelen ganar en promedio 500 pesos menos que sus pares masculinos, lo que refleja las dificultades económicas que enfrentan a corto y largo plazo, dificultando el acceso a servicios de salud para ellas mismas.
La carga de trabajo también es un aspecto importante. El tiempo promedio dedicado por las personas en el sector salud es de 39.9 horas semanales; los hombres trabajan 40.9 horas en promedio, mientras que las mujeres dedican 39.5 horas. No obstante, en puestos directivos, las mujeres terminan trabajando 1.6 horas más que los hombres, lo que evidencia la exigencia adicional que enfrentan para mantenerse competitivas en sus roles.
La participación de las mujeres en el sector salud ha mostrado un crecimiento gradual en las últimas dos décadas. Según datos del Semáforo Económico del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en 2024 por cada 100 hombres empleados en el IMSS, hay 67.1 mujeres ocupando un puesto. En 2005, esta cifra era de 53.6 mujeres por cada 100 hombres, lo que indica un aumento de más de 14 puntos porcentuales en la participación femenina durante casi 20 años. Sin embargo, aunque se ha avanzado, las brechas por género siguen presentes y persisten de manera significativa.
En conclusión, a pesar de los avances en la inclusión de las mujeres en el sector salud, el camino hacia la equidad aún enfrenta numerosos obstáculos. Las brechas salariales, la desigualdad en posiciones de liderazgo, la sobrecarga de trabajo no remunerado y la informalidad son problemas que requieren de políticas más robustas y eficaces para ser erradicados.
Para cerrar estas brechas, es fundamental seguir impulsando políticas de igualdad salarial, mejores condiciones de trabajo y apoyo para equilibrar las responsabilidades familiares y laborales. Sólo así se podrá avanzar hacia un sector salud más inclusivo y justo para las mujeres en México.