La deuda pública de México ha alcanzado un nuevo máximo histórico. De acuerdo con cifras oficiales publicadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) se ubicó en $17.67 billones de pesos al cierre de mayo de 2025.
Este monto representa un incremento sin precedentes y refleja el total de las obligaciones financieras del sector público federal, incluyendo deuda interna y externa, intereses, pasivos contingentes de entidades como Pemex, CFE y diversos fideicomisos públicos.
Con base en una población estimada de 133 millones de habitantes, el nivel actual de endeudamiento implica que, en promedio, cada mexicano carga con una deuda de $132,563 pesos.
Este cálculo ha generado preocupaciones entre analistas financieros y ciudadanos, al considerar el impacto que este nivel de endeudamiento puede tener sobre las finanzas públicas, los programas sociales y la estabilidad macroeconómica en el mediano plazo.
Cuando el actual sexenio comenzó en diciembre de 2018, la deuda pública se situaba en $10.48 billones de pesos. Desde entonces, ha experimentado un crecimiento de $7.19 billones de pesos, lo que equivale a un aumento del 68% en seis años.
Este ritmo de crecimiento ha sido impulsado por factores como:
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El aumento del gasto público.
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Apoyos económicos durante y después de la pandemia.
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Proyectos de infraestructura emblemáticos como el Tren Maya y la refinería Dos Bocas.
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El rescate y sostenimiento financiero de empresas estatales como Pemex.
El SHRFSP es el indicador más amplio y transparente sobre el nivel real de endeudamiento del gobierno federal. Incluye todas las obligaciones financieras acumuladas del sector público, no solo la deuda tradicional, sino también pasivos que no siempre aparecen en la deuda presupuestaria, como garantías otorgadas por el Estado, pasivos laborales, y compromisos de largo plazo.
El uso de este indicador permite tener una visión completa del compromiso financiero del país, y es considerado por calificadoras de riesgo, inversionistas internacionales y organismos financieros como el FMI y el Banco Mundial.
Aunque el gobierno ha insistido en que el nivel de deuda sigue siendo sostenible pues representa cerca del 49% del PIB, una proporción manejable en estándares internacionales, el crecimiento acelerado de los pasivos públicos en tan solo seis años enciende alertas sobre la viabilidad de mantener este ritmo de gasto sin ajustes fiscales o recortes presupuestarios.
Expertos advierten que si no se aplican medidas de contención, México podría enfrentar mayores presiones para pagar intereses, lo cual limitaría su capacidad de inversión en salud, educación e infraestructura.
En conclusión, la deuda pública de México ha alcanzado cifras récord que marcan un antes y un después en la historia fiscal del país. El reto hacia adelante será encontrar un equilibrio entre crecimiento económico, inversión social y sostenibilidad financiera, en un entorno global cada vez más complejo y exigente.