En un acto que celebra la tradición, el arte y la herencia cultural mexiquense, la LXII Legislatura del Estado de México ha declarado al dulce típico de alfeñique de Toluca como Patrimonio Cultural Inmaterial. Este reconocimiento abarca todas sus variedades, junto con las confituras de azúcar moldeada, frutas cristalizadas y galletas tradicionales que dan vida a la emblemática Feria del Alfeñique.
La declaratoria, impulsada por el alcalde de Toluca, busca preservar, difundir y fortalecer una de las costumbres más queridas de la capital mexiquense. El acuerdo establece que la elaboración del alfeñique y sus derivados son de interés público y social, por lo que se promoverá su conservación, promoción y salvaguarda.

De acuerdo con el dictamen presentado por la diputada Paola Jiménez Hernández, el Ayuntamiento de Toluca, junto con la Secretaría de Cultura y Turismo del Estado de México, deberá implementar medidas que garanticen la continuidad de esta práctica artesanal.
“Reconocer esta tradición no es un simple acto simbólico, sino un compromiso con la identidad toluqueña y con nuestras y nuestros maestros alfeñiqueros”, expresó la legisladora.
El alfeñique tiene raíces árabes, proveniente del término al-fanid, y originalmente consistía en una confitura de azúcar cocida y moldeada. Durante la época colonial, esta tradición llegó a México, fusionándose con las costumbres prehispánicas para dar origen al dulce artesanal que hoy distingue a Toluca.
El registro histórico señala que, en 1630, Francisco de la Rosa obtuvo autorización para producir alfeñique en Toluca, dando inicio a una tradición que, según el cronista Francisco Estrada, comenzó con figuras de borreguitos como símbolo religioso. Con el tiempo, los artesanos ampliaron su creatividad hacia una diversidad de formas y colores.
Desde 1932, los Portales del centro histórico de Toluca Reforma, Madero y 20 de Noviembre se llenan de color, aromas y sabores con la llegada de la Feria del Alfeñique. Cada año, de octubre a principios de noviembre, decenas de familias alfeñiqueras exponen figuras de azúcar con forma de cráneos, borregos, ataúdes, cruces, venados y miniaturas de alimentos.
Entre los productos más buscados destacan las frutas cristalizadas, el dulce de pepita, el acitrón, el jamoncillo, el coco, el tamarindo, las charamuscas, los turrones y las galletas tradicionales.
Con esta declaratoria, el alfeñique de Toluca deja de ser solo un dulce típico para convertirse en un símbolo de identidad y orgullo mexiquense. Cada figura moldeada en azúcar representa el trabajo, la fe y la creatividad de generaciones de artesanos que, año con año, transforman su herencia en arte comestible.