Cuando pensamos en la lluvia, solemos imaginar frescura, limpieza y alivio para el calor. Sin embargo, ¿alguna vez te has preguntado si el agua de lluvia es realmente inofensiva para la salud? Diversos estudios y autoridades en salud pública advierten que no todo lo que cae del cielo es tan puro como parece.
El agua de lluvia: ¿realmente limpia?
Aunque el agua de lluvia en su origen puede parecer limpia, al atravesar la atmósfera recoge una serie de contaminantes presentes en el aire. Investigaciones del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM advierten que esta agua puede contener metales pesados como aluminio, plomo, mercurio, zinc y arsénico. Estos elementos son potencialmente dañinos tanto para la piel como para el organismo, especialmente si el contacto es prolongado o si el agua es ingerida.
¿Qué riesgos representa para la piel?
Autoridades sanitarias en Perú alertan sobre un incremento en casos de enfermedades dermatológicas tras lluvias intensas e inundaciones. ¿La razón? La exposición a agua estancada o almacenada sin tratamiento, que se convierte en caldo de cultivo para bacterias, hongos, parásitos y otros microorganismos.
Entre las enfermedades cutáneas más comunes destacan:
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Dermatitis de contacto: Puede provocar enrojecimiento, inflamación e incluso lesiones similares a quemaduras.
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Infecciones micóticas: Producidas por hongos, provocan picazón intensa, piel escamosa y en algunos casos afectan el cuero cabelludo.
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Sarna (acarosis): Infección altamente contagiosa causada por ácaros, que genera erupciones y comezón persistente.
La clave, según expertos, está en evitar el contacto prolongado con aguas empozadas y mantener una adecuada higiene personal tras exponerse a la lluvia.
Más allá de la piel: otros efectos en la salud
Además de los riesgos dermatológicos, el agua de lluvia puede afectar el sistema respiratorio. Cambios bruscos de temperatura, combinados con la presencia de bacterias y agentes químicos en el ambiente húmedo, incrementan el riesgo de infecciones respiratorias como gripe, bronquitis o faringitis.
La investigadora Rocío García Martínez, de la UNAM, señala que muchas enfermedades surgen no sólo por mojarse, sino por la absorción dérmica o ingestión accidental de estos contaminantes presentes en la lluvia.
¿Qué hacer si te mojas bajo la lluvia?
Protegerse después de haber estado expuesto al agua de lluvia es fundamental. Aquí te damos algunas recomendaciones basadas en publicaciones especializadas y clínicas dermatológicas:
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Limpieza inmediata: Utiliza un gel limpiador facial y corporal para eliminar bacterias e impurezas.
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Hidratación: Aplica crema humectante después del baño, ya que la lluvia no hidrata, sino que reseca la piel.
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Cuidado del cabello: Lava el cabello con un shampoo suave para remover toxinas y evitar infecciones en el cuero cabelludo.
Estas medidas ayudan a prevenir problemas cutáneos, fortalecen la barrera natural de la piel y reducen el riesgo de enfermedades posteriores.
Aunque muchas veces pasamos por alto los efectos de la lluvia sobre nuestro cuerpo, lo cierto es que el agua que cae del cielo no siempre es segura. Su contacto puede traer consigo más que una simple mojada: infecciones, irritaciones y problemas de salud que se pueden prevenir con acciones simples pero efectivas. En tiempos de lluvias frecuentes, la información y la prevención son nuestras mejores aliadas.
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