El reciente despliegue del llamado Operativo Enjambre en el Estado de México, destinado a desmantelar redes del crimen organizado, puso en evidencia las fallas más alarmantes de las autoridades en términos de inteligencia, coordinación y eficacia. Aunque inicialmente se destacó el trabajo conjunto de diversas instancias de procuración de justicia y seguridad, los hechos ocurridos en Santo Tomás de los Plátanos no solo marcan un fracaso rotundo, sino también una profunda crisis de confianza en las instituciones encargadas de garantizar el orden y la justicia.
Un Fiasco Anunciado: La Fuga de los Objetivos
Desde el inicio de las acciones en Santo Tomás de los Plátanos, ya se había alertado sobre la posibilidad de que los objetivos se evadieran. Y así ocurrió: los presuntos delincuentes lograron escapar una vez más antes de que las autoridades pudieran llevar a cabo la detención. Esta no es la primera vez que se repite este patrón. Las fugas de los presuntos criminales evidencian una grave falla en la planeación estratégica y el trabajo de inteligencia. Este tipo de errores, que parecen ser sistemáticos, no solo revelan incompetencia, sino una peligrosa falta de control sobre la situación.
Amparo y Toma de Protesta: Un Aval Inexplicable
La situación se complica aún más cuando se conoce que los individuos involucrados tramitaron un amparo ante la justicia federal, lo que les otorgó un respiro legal y les permitió tomar medidas que, hasta el momento, parecen haber sido ignoradas por las autoridades. Lo más preocupante es lo ocurrido con la toma de protesta de un personaje clave en este entramado: el esposo de la presidenta municipal saliente de Santo Tomás de los Plátanos.
Este acto, aparentemente rutinario, no solo resulta sospechoso, sino alarmante. ¿Por qué se le tomaría protesta a una persona que ya tenía una orden de aprehensión en su contra, y cuya detención estaba programada para ese mismo día? Este incidente no solo pone en duda la capacidad operativa de las autoridades, sino que sugiere que existió un acuerdo o aval por parte del Ejecutivo, lo que da lugar a la pregunta inquietante de si hubo una protección explícita hacia los delincuentes.
La Falta de Coordinación: Un Fracaso en la Colaboración Institucional
El hecho de que la toma de protesta se llevara a cabo bajo estas circunstancias pone de manifiesto la preocupante falta de coordinación entre las distintas dependencias encargadas de la seguridad y la justicia. Funcionarios de la Secretaría General de Gobierno participaron en un acto que, evidentemente, no solo carecía de legalidad, sino que también dejó entrever una grave fuga de información. Este episodio es el reflejo de un sistema en el que la comunicación entre las diversas instituciones es deficiente, y en el que la información clave termina en manos equivocadas, favoreciendo a quienes operan fuera de la ley.
La falta de eficacia de las fuerzas de seguridad y el descaro con el que se llevaron a cabo estos actos solo sirven para socavar la confianza de la ciudadanía en las autoridades. La impunidad con la que los presuntos delincuentes lograron evadir la justicia y la falta de respuesta clara ante estos fallos no solo exigen respuestas, sino también una profunda revisión de los mecanismos de coordinación entre los diferentes cuerpos de seguridad y justicia.
¿Un Estado de Derecho Vulnerable?
La situación en Santo Tomás de los Plátanos deja claro que, más allá de las promesas de una lucha contra el crimen, el Estado de Derecho en el Estado de México se encuentra seriamente vulnerado. La impunidad, la falta de coordinación entre las autoridades y la posible connivencia de funcionarios públicos con actores del crimen organizado requieren una respuesta contundente y una revisión urgente de las estructuras que, supuestamente, deberían velar por la seguridad de los ciudadanos.
El Operativo Enjambre no solo ha dejado en evidencia los errores operativos, sino también la fragilidad de las instituciones que deben garantizar la justicia. En lugar de ser una muestra de fortaleza, los eventos de Santo Tomás de los Plátanos han demostrado que, en muchos casos, las autoridades son incapaces de cumplir con su labor, y que los ciudadanos quedan a merced de quienes parecen operar con total impunidad.
Es imperativo que se tomen medidas inmediatas para restaurar la confianza en las instituciones, fortalecer la coordinación entre las diferentes dependencias de seguridad y justicia, y, sobre todo, asegurar que los delincuentes no encuentren en las grietas del sistema una oportunidad para escapar de la justicia. El fracaso en Santo Tomás de los Plátanos debe ser un punto de inflexión para evitar que estos errores se repitan en el futuro.