En las noches oscuras de Plaza Sendero Toluca, el estacionamiento se convierte en el escenario de una historia de terror moderna para quienes se aventuran a cruzarlo. La leyenda de “El Hombre del Estacionamiento” se ha tejido entre susurros y miradas nerviosas de los empleados de la plaza, marcando el lugar con un aura de misterio.
Esta historia se contó por primera vez a finales del 2016, cuando un guardia de seguridad, vivió un encuentro muy raro que cambiaría su vida para siempre. En una noche mientras realizaba su ronda habitual, sus ojos se posaron en la figura de un hombre de edad avanzada. Su andar parecía pesado, como si el dolor lo acompañara en cada paso.
Intrigado y movido por la empatía, el guardia se acercó al hombre, cuya apariencia denotaba sufrimiento. Al preguntarle si necesitaba ayuda, el misterioso hombre, con la voz entrecortada, le reveló que lo habían herido de muerte, que le dispararon. El guardia, desconcertado, se volvió por un instante para buscar ayuda, pero al girar de nuevo, el hombre había desaparecido sin dejar rastro.
A partir de esa noche, la sombra del hombre se volvió una presencia recurrente en el estacionamiento. Guardias y locatarios comparten historias de avistamientos, todos describiendo al mismo hombre dolorido, caminando entre los autos con la carga de su tragedia. Al acercarse, la figura siempre se desvanece en el aire, dejando solo el eco de sus palabras perdidas.
La leyenda creció y se extendió por Plaza Sendero Toluca. La creencia popular sostiene que el hombre del estacionamiento es el espíritu atormentado de aquel que fue asesinado tras una transacción bancaria en noviembre de 2016. El vínculo entre los avistamientos y la fecha del crimen solo refuerza la conexión entre el más allá y la realidad tangible de la plaza.
Aunque la historia se cuenta con precaución, muchos evitan pasar por el estacionamiento durante las noches, temerosos de encontrarse con el hombre del estacionamiento, cuyos lamentos perduran en el eco de las sombras, recordando a todos que incluso en el bullicio de la vida cotidiana, el pasado puede resurgir para atormentar.