La Iglesia condenó el uso de la santa muerte con fines electorales

Playera de AMLO y la Santa Muerte
Playera de AMLO y la Santa Muerte

En un reciente comunicado, la Iglesia Católica de México ha expresado su preocupación y rechazo hacia el crecimiento de cultos que considera distorsionados, particularmente en relación con la figura de la Santa Muerte. Este pronunciamiento surge a raíz de la controversia generada por una camiseta que mostraba apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador, ilustrada con esta icónica figura, la cual fue defendida por el mandatario en términos de “libertad religiosa”.

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha sido enfática al señalar que la difusión de imágenes y cultos como el de la Santa Muerte, a menudo vinculados con la narcocultura, está erosionando los valores fundamentales de la sociedad mexicana y el tejido social del país. El documento resalta la alarma que causa la glorificación de la muerte y la violencia que prevalece en ciertos sectores a través de las redes sociales y otros medios.

Durante su conferencia de prensa diaria, López Obrador defendió la inclusión de la Santa Muerte en materiales de campaña política, enfatizando que México fue pionero en reconocer la libertad religiosa, y subrayando que este asunto se considera resuelto en términos legales y culturales dentro del país. A pesar de su postura, la camiseta en cuestión ha sido objeto de críticas no solo por parte de líderes religiosos, sino también por figuras políticas como la candidata presidencial Xóchitl Gálvez, quien cuestionó la apropiación de símbolos religiosos en la política.

La CEM, además, ha reiterado su compromiso con la defensa de los derechos humanos y ha hecho un llamado a todas las esferas de la sociedad para rechazar las prácticas que considera destructivas. Este posicionamiento refleja una tensión creciente entre la libertad de expresión y la preservación de los valores éticos y morales en el ámbito público.

Este debate resurge en un momento crucial para México, donde la relación entre religión, cultura popular y política continúa siendo un campo de intensa negociación y conflicto. La Iglesia, a través de su última declaración, busca motivar una reflexión más profunda sobre cómo los símbolos y las creencias religiosas son utilizados en la sociedad y, especialmente, en la política.