La temporada de lluvias que comenzó entre mayo y junio de 2025 trajo un cambio significativo en las condiciones climáticas del Estado de México. Según los datos más recientes del Monitor de Sequía de México, con corte al 30 de septiembre, la entidad logró revertir por completo los efectos de la sequía que había persistido durante los primeros meses del año.
Durante la segunda quincena de septiembre, diversas regiones del país especialmente el noroeste, norte, centro y zonas puntuales del sur registraron precipitaciones por encima del promedio histórico.
Estas lluvias fueron impulsadas por tres ondas tropicales, canales de baja presión y la formación de huracanes, fenómenos que contribuyeron a la recuperación del suelo y al llenado de presas en estados que habían sufrido sequías extremas.
El Estado de México se posiciona entre las entidades que actualmente no presentan afectaciones por sequía, junto con Aguascalientes, Baja California Sur, Colima, Ciudad de México, Morelos y Nayarit.
Hasta el 30 de abril de 2025, antes del inicio de la temporada de lluvias, el panorama era muy distinto. En ese momento, el Monitor de Sequía reportaba que 10 municipios mexiquenses presentaban condiciones anormalmente secas y 13 padecían sequía moderada.
Esto significaba que el 78.6% del territorio estatal no tenía afectaciones graves, pero el resto enfrentaba déficit de humedad y reservas de agua por debajo del nivel óptimo.
El arribo constante de lluvias durante el verano cambió esa situación drásticamente, logrando recuperar los niveles de humedad del suelo y estabilizar el balance hídrico en todo el territorio mexiquense.
La mejora más visible se observa en el nivel de las principales presas que abastecen de agua al Valle de México.
Las presas El Bosque, Villa Victoria y Valle de Bravo reportaron un incremento conjunto del 92.7% de su capacidad a finales de septiembre.
Este resultado contrasta notablemente con el 2023, cuando las mismas registraron su nivel más bajo en años, con apenas 36.6% de almacenamiento.
Expertos señalan que este repunte es clave para garantizar el abastecimiento de agua potable y para sostener las actividades agrícolas que dependen del riego en la región.
En conclusión, el regreso de las lluvias no solo trajo alivio al Estado de México, sino que también favoreció a gran parte del territorio nacional, reduciendo el porcentaje de municipios con afectaciones por sequía extrema.
Sin embargo, los especialistas advierten que el reto ahora es mantener una gestión responsable del agua, ya que los eventos climáticos extremos —como sequías prolongadas o lluvias torrenciales podrían volver a intensificarse en los próximos años debido al cambio climático.