El pasado 30 de septiembre, un grupo de madres buscadoras y activistas del Estado de México se congregó en la Terminal de Autobuses de Toluca para realizar una acción de gran relevancia en la lucha por encontrar a sus seres queridos desaparecidos. Armadas con fichas de búsqueda, las madres recorrieron los muros, ventanas y pilares de la terminal, con la esperanza de que alguna de las casi 25 mil personas que transitan diariamente por el lugar pudiera brindar alguna información sobre el paradero de los desaparecidos.
La iniciativa comenzó alrededor de las 13:30 horas, cuando las buscadoras llegaron al lugar con fichas en mano, listas para ser pegadas. Esta acción tenía un claro objetivo: hacer visible lo que muchas veces parece desvanecerse en la cotidianidad de la vida diaria. La Terminal de Autobuses de Toluca, un lugar con alta afluencia de personas, se convirtió en un espacio clave para colocar estas fichas, con la esperanza de que alguien reconozca los rostros o pueda brindar información que ayude en la búsqueda.
A los muros de la terminal, donde ya se podían ver decenas de alertas Amber y fichas de búsqueda, se sumaron tres casos más, todos jóvenes desaparecidos en el Estado de México. Entre las fichas destacadas estaban:
- Kristina Vladimirovna Romanov, una adolescente de 16 años de origen ruso, que desapareció el 28 de septiembre tras escapar de un albergue del DIFEM (Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado de México). La Comisión de Derechos Humanos del Estado de México había informado que Kristina estaba en el albergue desde noviembre de 2023, debido al riesgo de violencia en su entorno familiar.
- María Guadalupe Rojas Cruz, de 17 años, oriunda del municipio de Melchor Ocampo. Desapareció el 11 de septiembre bajo la custodia del DIFEM, según la versión de sus padres. Esta situación ha generado gran preocupación entre los familiares y activistas, ya que su desaparición ocurrió mientras estaba bajo tutela estatal.
- Víctor Uriel Rodríguez Arellano, de 20 años, quien fue visto por última vez el 12 de junio en el municipio de Cuautitlán. Su paradero es aún desconocido, y su familia continúa la búsqueda incansable por respuestas.
Uno de los casos que ha generado mayor indignación es el de María Guadalupe Rojas Cruz. Carmen Zamora, integrante de la colectiva Ehécatl, expresó su preocupación sobre la seguridad en los albergues del DIFEM, señalando que no es la primera vez que una menor desaparece bajo su custodia. “No puede ser que el DIFEM, teniendo la tutela de la menor, se haya salido de un albergue donde supuestamente tienen seguridad. Del 11 de septiembre a la fecha, no tenemos ninguna noticia de la menor”, denunció Zamora.
El padre de María Guadalupe, Israel Rojas Aguilar, también condenó la falta de respuestas por parte de las autoridades. “No es la primera vez que se les escapa una menor de este albergue y nadie da cuentas. Nadie refiere que no hay videos, que no hay cámaras”, afirmó con frustración.
La colocación de fichas en lugares públicos es solo una de las muchas tareas que realizan las familias en busca de sus seres queridos. Además de estas acciones, las familias dedican tiempo a labores de búsqueda en campo, y a la interacción constante con las autoridades para dar seguimiento a los casos. Las madres buscadoras han hecho un llamado a la ciudadanía para que se solidaricen y, en caso de tener alguna información relevante, la compartan para ayudar en la localización de los desaparecidos.
En conclusión, el problema de las desapariciones en México ha alcanzado niveles alarmantes. De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, hasta el 29 de septiembre de 2024, se reportan 115 mil 603 personas desaparecidas en todo el país. De esa cifra, 12 mil 750 corresponden al Estado de México, lo que coloca a esta entidad en el tercer lugar a nivel nacional, solo por detrás de Jalisco, con 14 mil 953 casos, y Tamaulipas, con 12 mil 988.
Este dato subraya la urgencia de atender la crisis de desapariciones en el país y de implementar estrategias efectivas para localizar a las personas desaparecidas y garantizar justicia para sus familias.
Con esta acción en la Terminal de Autobuses de Toluca, las madres buscadoras continúan su lucha para visibilizar a los desaparecidos y mantener viva la esperanza de volver a reunirse con sus seres queridos. A pesar de la incertidumbre y el dolor, su fortaleza es un recordatorio constante de que no se puede dejar de buscar ni de exigir justicia.
