Los mercados Benito Juárez y 16 de septiembre, ubicados en Toluca, Estado de México, han sido durante décadas centros comerciales vibrantes y puntos de encuentro social. Sin embargo, en la actualidad, estos espacios enfrentan un preocupante deterioro que afecta tanto a comerciantes como a clientes. La falta de mantenimiento y problemas de seguridad han convertido a estos mercados, antes emblemáticos, en lugares envejecidos y peligrosos.
El mercado Benito Juárez, inaugurado en 1972, se consolidó como el mercado más grande e importante del Valle de Toluca. Con una extensión de más de 7,500 metros cuadrados y más de 1,300 locales, era un referente del comercio local. No obstante, el estado actual del mercado dista mucho de su esplendor pasado.
Las áreas circundantes al mercado, incluidos estacionamientos y calles, presentan grandes baches y falta de pavimentación, lo que dificulta el acceso de clientes y proveedores. Además, los techos muestran grietas y pintura descascarada, mientras que los baños dependen de pipas para abastecerse de agua. La acumulación de basura en los alrededores genera malos olores y atrae a plagas como ratas y perros callejeros, lo que contribuye a una percepción de abandono.
El mercado 16 de septiembre, situado en el histórico barrio de Zopilocalco, tiene una historia que data de hace más de cuatro décadas. Originalmente, ocupó el edificio donde hoy se encuentra el Cosmovitral, antes de trasladarse a su ubicación actual en 1972. Aunque fue rehabilitado en 2019, la intervención no ha sido suficiente para resolver los problemas estructurales y de seguridad que persisten.
A pesar de contar con cámaras de seguridad y algunos elementos de vigilancia, los robos de autopartes y los asaltos en las inmediaciones siguen siendo comunes. Los locatarios deben asumir la responsabilidad de mantener sus espacios limpios y en buenas condiciones, pero el esfuerzo individual no logra contrarrestar el abandono generalizado. Esta situación ha provocado que muchos clientes eviten la zona, reduciendo el flujo de compradores y afectando las ventas diarias.
En contraste con la situación de los mercados Benito Juárez y 16 de septiembre, el mercado Morelos presenta una imagen muy diferente. Inaugurado en 1964, es el más pequeño de los tres mercados principales de Toluca, con apenas 90 locales, pero destaca por su organización, limpieza y seguridad.
Los pasillos están ordenados, la basura se gestiona adecuadamente, y su explanada se mantiene en buenas condiciones. Aunque los precios de los productos suelen ser más elevados, los clientes prefieren este mercado por la calidad del servicio y la sensación de seguridad que ofrece. Este éxito radica en la capacidad de preservar la tradición y brindar una experiencia positiva tanto a locales como a turistas.
El mercado Morelos se ha convertido en un ejemplo de cómo la gestión adecuada y la atención a la infraestructura pueden hacer la diferencia, transformándose en un espacio atractivo que fomenta la economía local y la cohesión social.
Los mercados tradicionales de Toluca representan mucho más que puntos de comercio; son espacios que integran la tradición, la economía local y la vida cotidiana. Según el Observatorio Gastronómico de la Universidad Autónoma del Estado de México, revitalizar estos lugares es esencial para mantener su rol como centros de cohesión social y cultural.
Para rescatar los mercados Benito Juárez y 16 de septiembre, es necesario que las autoridades municipales implementen programas de rehabilitación que incluyan mejoras en la infraestructura, mayor seguridad y un plan de gestión de residuos eficiente. La revitalización no solo ayudaría a mejorar la experiencia de compra para los clientes, sino que también contribuiría a atraer a más visitantes, fortaleciendo la economía local y promoviendo la identidad cultural de Toluca.
En conclusión, la situación actual de los mercados Benito Juárez y 16 de septiembre refleja un problema de abandono que afecta no solo a los comerciantes, sino también a la comunidad de Toluca en general. Mientras que el mercado Morelos demuestra que con buena gestión es posible mantener la tradición y la seguridad, los otros dos mercados necesitan intervención urgente para recuperar su antigua vitalidad. Es momento de que las autoridades tomen medidas concretas para revitalizar estos importantes centros de comercio, que son parte fundamental de la historia y el tejido social de la ciudad.