En los límites de Temoaya con Toluca, la Presa Alzate de Tlachaloya, antaño un oasis en la capital mexiquense, enfrenta hoy una realidad desoladora. Convertida en un vasto tiradero de basura, esta zona es una cruda imagen de abandono y degradación ambiental.
Anteriormente, cruzar la presa requería de una lancha; hoy, la travesía se realiza sobre un camino de tierra, repleto de desechos y escombros, donde la vida acuática ha dado paso a montículos de basura y un enjambre de mosquitos. Según datos proporcionados por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la presa apenas retiene el 14% de su capacidad de almacenamiento, una cifra alarmante que subraya el profundo impacto de la contaminación y la sequía en el área.
La presencia de aguas negras, fétidas y plagadas de insectos, donde antes abundaban los peces, ilustra el grave deterioro del ecosistema. Los residentes de Tlachaloya, cercanos a la Presa Alzate, recuerdan con nostalgia cuando el lugar era sinónimo de abundancia y vida. Sin embargo, el escenario actual es diametralmente opuesto: el olor nauseabundo y la contaminación del agua han convertido la zona en un entorno hostil, tanto para la agricultura como para el ganado.
El testimonio de los lugareños pinta un cuadro sombrío de la transformación que ha sufrido la presa. Lo que alguna vez fue un cuerpo de agua vibrante, hoy es un terreno árido, marcado por la presencia de basura y algas secas. A pesar de los esfuerzos de la comunidad para combatir la plaga de mosquitos, estos persisten, afectando principalmente a los niños y jóvenes del área.
La economía local, orientada hacia el reciclaje de chatarra, ha encontrado en la presa un lugar para la acumulación de residuos industriales. Cables quemados, cobre y montones de basura electrónica dominan el paisaje, mientras que el agua, cuando está presente, sirve de caldo de cultivo para ratas y otras plagas.
La expansión de las viviendas hacia el lecho seco de la presa es un testimonio silencioso de la sequía que ha asolado la región. Lo que antes era un refugio para la fauna local, ahora es un hábitat para ratas y un parque de juegos para perros callejeros que navegan entre los restos de electrodomésticos abandonados.
La transformación de la Presa de Tlachaloya es un llamado de atención sobre la urgencia de adoptar medidas sostenibles para la gestión de residuos y la conservación de nuestros recursos hídricos. Lo que queda de este sitio, descrito por algunos como “lúgubre y triste”, dista mucho de su pasado glorioso, evocando recuerdos de un “pequeño Valle de Bravo” que quizás nunca regrese.
Este caso, lejos de ser aislado, refleja una problemática ambiental que demanda la atención y acción conjunta de autoridades, comunidades y organizaciones. Solo a través de esfuerzos colaborativos podremos aspirar a restaurar la belleza natural de la Presa de Tlachaloya y garantizar un futuro más prometedor para las generaciones venideras.
Notidex se compromete a seguir informando y generando conciencia sobre este y otros temas de relevancia ambiental, creyendo firmemente en la capacidad de cambio y mejora de nuestra sociedad.