En los últimos tres años, el Estado de México ha registrado un preocupante incremento en episodios de violencia derivados de percances y conflictos viales. Lo que antes se limitaba a discusiones entre automovilistas, hoy se ha transformado en agresiones físicas, enfrentamientos y hasta ataques armados, dejando víctimas mortales y heridos en municipios como Toluca, Metepec, Ecatepec y Zumpango.
De acuerdo con Raúl Naveda López-Padilla, director del Instituto Mexiquense de Salud Mental y Adicciones, estas conductas no pueden entenderse únicamente como reacciones momentáneas de enojo. En entrevista, explicó que la violencia vial está relacionada con factores más profundos como:
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Traumas emocionales no resueltos
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Experiencias previas de violencia
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Consumo de alcohol o drogas
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Ausencia de apoyo emocional o diagnóstico tardío de trastornos de control de impulsos
Naveda subraya que los conflictos en carretera suelen ser la punta del iceberg de un problema de salud mental y social, donde la falta de regulación emocional y la normalización de la violencia potencian las reacciones desproporcionadas.
Casos recientes que encendieron las alarmas
Toluca-Palmillas: protesta convertida en balacera
El domingo pasado, habitantes de Ojo de Agua bloquearon la carretera Toluca-Palmillas para exigir justicia tras la muerte de un ciclista atropellado. Durante la protesta, un automovilista que intentaba liberar el paso fue agredido a pedradas; en respuesta, sacó un arma y disparó contra los manifestantes, dejando dos personas heridas.
El agresor huyó y hasta el momento no ha sido detenido. El hecho refleja cómo un reclamo ciudadano puede escalar hasta convertirse en un episodio de violencia armada.
Toluca y Metepec: violencia mortal en 2022
El 19 de diciembre de 2022, un pleito entre automovilistas en la avenida Alfredo del Mazo de Toluca terminó con la muerte de un conductor. Ese mismo mes, en Metepec, otro incidente vial derivó en que un automovilista arrollara dos veces a su contrincante durante una discusión.
Ambos casos fueron grabados en video y se viralizaron, mostrando la rapidez con la que la ira al volante puede transformarse en tragedia.
Zumpango y Ecatepec: amenazas y vandalismo
En Zumpango, transportistas vandalizaron un autobús con pasajeros debido a disputas por rutas hacia la Ciudad de México. En Ecatepec y Valle de Chalco, videos difundidos en redes sociales muestran peleas, golpes y daños a vehículos tras choques menores, evidenciando que estos hechos no son aislados, sino un fenómeno social en expansión.
La violencia vial como reflejo social
Especialistas coinciden en que los conflictos de tránsito funcionan como un escenario de descarga emocional. Cuando enojo, frustración o ansiedad acumulados no encuentran canales de regulación, se expresan en reacciones violentas.
Además, la percepción de impunidad y el fácil acceso a armas crean un caldo de cultivo para que simples discusiones se conviertan en agresiones graves.
Naveda López-Padilla afirma que la prevención no debe limitarse a sanciones de tránsito, sino a estrategias integrales de salud mental que incluyan:
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Educación emocional y habilidades socioemocionales desde la escuela
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Programas de detección temprana de trastornos de agresividad
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Acceso a tratamientos psicológicos y psiquiátricos oportunos
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Campañas comunitarias que promuevan la empatía y resolución pacífica de conflictos
“El reto es que las calles no se conviertan en un terreno fértil para la violencia”, advirtió el especialista.
En conclusión, la violencia tras los conflictos viales en el Estado de México no se trata de hechos aislados, sino de un fenómeno social que entrelaza movilidad, violencia e impunidad. Los casos de Toluca-Palmillas, Alfredo del Mazo y Metepec son ejemplo de cómo un simple percance puede transformarse en tragedia.
La clave, según expertos, está en colocar la salud mental en el centro de la discusión y generar entornos donde prevalezca la regulación emocional, el respeto y la seguridad vial.