Andrés Filomeno Mendoza, conocido por ser uno de los feminicidas seriales más notorios de México, se encuentra en estado crítico en el Centro Médico Licenciado Adolfo López Mateos, en Toluca. A sus 77 años, el interno ha mostrado un deterioro progresivo en su salud, sin señales de recuperación desde su ingreso hospitalario el pasado 15 de julio.
El exconvicto del penal estatal de Tenango del Valle fue trasladado de emergencia por complicaciones derivadas de una neumonía bacteriana, así como por padecimientos asociados a la diabetes mellitus tipo 2, enfermedad crónica que ya comprometía su estado físico desde tiempo atrás.
A pesar de recibir atención médica especializada, su estado se mantiene como grave. Permanece bajo oxigenación suplementaria, con administración intravenosa de medicamentos, constantes aspiraciones respiratorias, y fue sometido a una traqueotomía para facilitar su respiración. También se le instaló una sonda vesical debido a complicaciones urinarias.
Según el último parte médico, no se ha registrado mejoría, y su evolución sigue siendo desfavorable.
La captura de Andrés Filomeno Mendoza en mayo de 2021 conmocionó al país. Fue arrestado en su domicilio, ubicado en la colonia Lomas de San Miguel, en el municipio de Atizapán de Zaragoza, tras descubrirse el cadáver de una mujer.
Durante las investigaciones, las autoridades hallaron restos humanos, identificaciones, prendas y pertenencias de múltiples mujeres. La magnitud del caso creció rápidamente: se acreditó su responsabilidad en al menos 19 feminicidios, aunque la cifra real podría ser mayor.
Las víctimas, de acuerdo con las indagatorias, fueron asesinadas en el mismo inmueble, donde Mendoza las atraía mediante distintos engaños. La Fiscalía del Estado de México catalogó el caso como inédito por su brutalidad, sistematicidad y la cantidad de víctimas.
Inicialmente internado en el penal de Tlalnepantla, el feminicida fue reubicado al penal de Tenango del Valle, donde cumple una condena por feminicidio múltiple. Aún hospitalizado, permanece bajo vigilancia permanente por parte del sistema penitenciario estatal.
Se le aplican protocolos especiales para internos hospitalizados, incluyendo custodia continua, monitoreo médico y coordinación con autoridades de seguridad.
Otro aspecto relevante de su situación es su estado de abandono total. Las autoridades confirmaron que Mendoza no cuenta con familiares ni personas cercanas que se hagan cargo de su situación legal o médica.
No ha recibido visitas, y sus expedientes carecen de datos de contacto de algún familiar. Esta falta de vínculos ha generado dificultades administrativas en torno a su tratamiento, pues no hay quien autorice procedimientos adicionales en caso de agravamiento.
Hasta el momento, las autoridades no han confirmado un posible traslado ni han emitido un nuevo parte médico. Su estancia en el hospital dependerá de su evolución clínica y de la decisión del equipo médico tratante.
El caso de Andrés Filomeno Mendoza no solo dejó una herida profunda en la sociedad mexicana por la violencia extrema contra las mujeres, sino que ahora también abre una nueva etapa en la que la justicia y el deterioro físico del agresor convergen bajo el ojo público.