En el municipio de Ocoyoacac, la reciente implementación del operativo “Caudal”, diseñado para combatir el comercio ilegal de agua en el Estado de México, ha provocado un efecto colateral inesperado: la escasez de agua purificada y un incremento de hasta 30% en los costos de las pipas.
Las purificadoras locales, que dependen del abasto mediante camiones cisterna, enfrentan dificultades para mantener su operación. Algunos proveedores habituales han suspendido entregas por la falta de permisos o revisiones más estrictas, dejando a varios negocios sin agua y sin alternativas inmediatas.
El impacto económico ya se hace visible. Emprendedores y pequeñas empresas que dependen del suministro diario han tenido que detener sus actividades por más de una semana mientras buscan nuevas fuentes de abastecimiento.
“Nos quedamos sin agua de un día para otro. Nuestros proveedores no pueden llenar las pipas y el precio subió mucho. No sabemos cuánto tiempo más podremos resistir”, comentó una dueña de purificadora en la cabecera municipal.
La escasez de agua purificada también afecta a los consumidores de Ocoyoacac, quienes han tenido que recorrer mayores distancias o pagar precios más altos por garrafones. Algunos vecinos reportan que los establecimientos que aún operan han limitado la venta a cierta cantidad por persona para evitar el desabasto total.
Aunque el operativo busca regular el uso del agua y sancionar su extracción ilegal, la falta de alternativas inmediatas ha generado tensión entre comerciantes y autoridades locales.
El Ayuntamiento de Ocoyoacac ha exhortado a la población a racionalizar el consumo y evitar el acaparamiento, mientras se gestionan nuevas rutas de suministro autorizadas.
En conclusión, la situación en Ocoyoacac pone sobre la mesa la necesidad de políticas hídricas sostenibles que garanticen el acceso al agua sin comprometer la economía local. Expertos señalan que, si no se equilibran los controles con medidas de apoyo, la escasez podría extenderse a otros municipios del Valle de Toluca.







