¿Alcanza el presupuesto 2026 en Toluca para resolver el deterioro de sus calles?

Baches en Toluca
Baches en Toluca

Toluca se encamina a 2026 con un presupuesto que, aunque crece en términos generales, plantea una contradicción central: la inversión pública disminuye justo cuando el gobierno municipal mantiene a la obra pública —en especial la rehabilitación vial— como uno de los ejes de su discurso político y administrativo.

El proyecto presupuestal para el próximo año asciende a 5 mil 510 millones de pesos, una cifra superior a la del ejercicio anterior. Sin embargo, el análisis detallado revela que el dinero destinado a transformar el entorno urbano y atender demandas históricas de la ciudadanía será menor, lo que abre preguntas sobre las prioridades reales del Ayuntamiento.

Gasto corriente al alza, obra pública a la baja

La mayor parte del presupuesto se concentrará nuevamente en el funcionamiento interno del gobierno. Más de dos mil 400 millones de pesos se destinarán al pago de nómina, mientras que materiales, suministros y servicios generales absorberán otro porcentaje significativo del gasto.

En contraste, la inversión pública —el rubro que financia calles, drenajes, alumbrado, parques y proyectos con impacto directo en la calidad de vida— apenas superará los 510 millones de pesos, una reducción frente a lo aprobado un año antes.

Este ajuste no es menor. La inversión pública no solo define cuántas obras se realizan, sino qué tan rápido y con qué alcance puede responder el gobierno a las exigencias ciudadanas. Menos recursos implican menos margen de maniobra, especialmente en un municipio con rezagos acumulados.

Vialidades: la promesa que no alcanza

El deterioro de las calles de Toluca sigue siendo uno de los reclamos más visibles. La red vial del municipio rebasa los 3 mil 500 kilómetros, y de acuerdo con datos oficiales, una gran parte fue recibida en condiciones críticas. Baches, hundimientos y desgaste estructural forman parte del paisaje cotidiano para automovilistas y peatones.

La actual administración, encabezada por Ricardo Moreno, ha reconocido públicamente que el bacheo es uno de los principales problemas del municipio. Para enfrentarlo, se han anunciado programas intensivos de reparación, con decenas de cuadrillas trabajando y metas ambiciosas de cobertura en pocos meses.

No obstante, el propio gobierno admite que el bacheo ya no es suficiente en muchas avenidas, donde el pavimento requiere reencarpetamiento completo. Aquí surge la duda clave: ¿alcanza un presupuesto con menor inversión pública para atender un problema de esta magnitud?

Más obras anunciadas, mismos recursos limitados

Durante 2025 se informó de un número creciente de obras municipales, que pasó de poco más de 160 a casi 190 intervenciones. Para 2026, además, se plantea sumar nuevos proyectos con recursos “recuperados”, una práctica que, si bien es positiva, no sustituye una planeación financiera robusta.

El riesgo es evidente: fragmentar el presupuesto en múltiples frentes sin garantizar la profundidad ni la durabilidad de las soluciones. En el caso de las vialidades, esto se traduce en calles parchadas una y otra vez, sin resolver el problema de fondo.

El dilema de Toluca rumbo a 2026

El presupuesto proyectado para 2026 refleja una administración que apuesta por mantener su operación interna y cumplir compromisos financieros, pero que aprieta el cinturón justo en el rubro más sensible para la población. La obra pública sigue siendo un estandarte discursivo, aunque los números cuentan otra historia.

Para Toluca, el desafío no es solo anunciar programas de bacheo o nuevas fases de reencarpetamiento, sino respaldarlos con recursos suficientes y una estrategia de largo plazo. De lo contrario, la ciudad corre el riesgo de seguir atrapada en un ciclo de reparaciones temporales, mientras la inversión pública —la que realmente transforma— se queda corta frente a las necesidades reales del municipio.

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