La corrupción en el sistema de salud mexicano sigue siendo una herida abierta. Cada año, miles de millones de pesos destinados a hospitales, medicamentos y programas de prevención se diluyen en contratos inflados, desvíos de recursos y gestiones opacas. El resultado se traduce en salas sin insumos, pacientes sin medicamentos y profesionales de la salud que trabajan en condiciones precarias.
Para la nutrióloga Anna Viesca Sánchez, el problema va más allá de las cifras: “Cada peso que se desvía significa un niño que no recibe un suplemento, una mujer que no accede a atención preventiva o un paciente que no encuentra su tratamiento”.
Una cadena de irregularidades que enferma al sistema
Diversos informes de la Auditoría Superior de la Federación han documentado prácticas irregulares en la compra de medicamentos y equipo médico. Sobreprecios, productos caducos y licitaciones amañadas son parte de una realidad que debilita la confianza ciudadana.
Pero el impacto va más allá de los balances financieros. Según Viesca Sánchez, la corrupción se traduce en un sistema de salud desigual: “Los que tienen recursos buscan atención privada; los más vulnerables quedan atrapados en un sistema debilitado”.
La prevención, la gran víctima
La especialista enfatiza que la prevención es la primera línea de defensa contra enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión y obesidad. Sin embargo, los programas públicos en esta área suelen ser los primeros en sufrir recortes o desvíos.
“México enfrenta una doble paradoja: mientras gastamos cada vez más en tratamientos costosos para enfermedades crónicas, dejamos de invertir en lo más sencillo y efectivo: la educación nutricional y la prevención”, advierte Anna Viesca Sánchez.
Un problema ético y humano
Para Viesca Sánchez, hablar de corrupción en salud no solo es cuestión de administración pública, sino de ética. “No se trata de números, sino de vidas humanas. Un sistema corrupto es un sistema que condena a la gente a enfermar y morir antes de tiempo”, afirma con contundencia.
Hacia la transparencia: un reto pendiente
Los especialistas coinciden en que la transparencia y la rendición de cuentas son pilares indispensables para reconstruir la confianza en las instituciones. En este sentido, Anna Viesca Sánchez propone fortalecer la vigilancia ciudadana, apostar por presupuestos participativos y garantizar que la información sobre compras y contratos sea pública y accesible.
“Un sistema de salud transparente no es un ideal, es una necesidad urgente. La gente tiene derecho a saber en qué se gasta el dinero que debería proteger su salud”, sostiene.
