Dicen que en Toluca viene la Feria del Alfeñique con todo: artistas, luces, espectáculos y hasta conciertos que cuestan millones. Suena bonito, ¿no? Pero la neta, más que una fiesta, parece el pretexto perfecto para que la lana se vaya en puro show. ¿Es neta que eso es lo que más necesitamos en la ciudad?
Porque sí, la Feria del Alfeñique es tradición, cultura y orgullo, pero una cosa es festejarla con dignidad y otra muy distinta usarla de excusa para tapar con música lo que no se arregla con guitarras eléctricas. ¿De qué sirve traer a tu artista favorito si para llegar al concierto tienes que esquivar cráteres en las calles?
Lo que pasa es que mientras Ricardo Moreno se emociona anunciando artistas, los toluqueños siguen viviendo la realidad de siempre: inseguridad que da miedo, colonias enteras sin agua ni servicios básicos y un transporte público que parece ruleta rusa. ¿De qué sirve cantar a todo pulmón si al salir tienes que cuidarte la cartera para no ser víctima de un asalto?
Y es que seamos honestos: la ciudad no necesita un escenario más grande ni bocinas más potentes. Lo que necesitamos es que no se nos rompa el carro en los baches, que podamos caminar sin miedo y que los barrios olvidados de Toluca tengan lo mínimo indispensable. ¿No sería más sensato invertir primero en lo esencial y después en lo “festejable”?
Así que sí, conciertos habrá y fotos bonitas en redes también, pero cuando el reflector se apague y el último acorde se desvanezca, Toluca seguirá enfrentando los mismos problemas de siempre. ¿Hasta cuándo vamos a dejar que nos vendan fiesta en lugar de soluciones?