El Estado de México ha sido testigo de lluvias sin precedentes, superando registros históricos en cuanto a cantidad de agua caída. Según lo informado por la Coordinación General de Protección Civil estatal, el pasado lunes 19 de agosto, se registró una precipitación de 260 milímetros, una cifra que sobrepasa los 220 milímetros reportados durante toda la temporada de lluvias más intensa que se tenía documentada hasta ahora, en 1992.
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Adrián Hernández Romero, coordinador de Protección Civil del Estado de México, atribuyó este fenómeno al cambio climático. Además, destacó un cambio en el patrón de las lluvias, que anteriormente se distribuían de manera más uniforme, como si fueran “de regadera”, pero ahora se concentran en zonas específicas, como si se tratara de un “efecto cubeta”.
Pese a las acciones preventivas tomadas por Protección Civil, la Comisión de Agua del Estado de México (CAEM) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua), como la limpieza de canales, ríos y cuencas, las intensas lluvias han obligado a implementar medidas adicionales para prevenir desastres. En particular, el río Lerma ha sido objeto de especial atención, con trabajos de encostalamiento y limpieza realizados antes del inicio de la temporada de lluvias. Gracias a estos esfuerzos, la región ha evitado daños mayores a pesar de la severidad del clima.
El coordinador también señaló que, en circunstancias normales, la cantidad de agua caída ya habría causado daños significativos en la entidad. Un ejemplo claro de la magnitud de estas lluvias es la Laguna de Zumpango, que pasó de estar completamente seca a recuperar niveles importantes de agua en muy poco tiempo.
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