La capital mexiquense fue nuevamente escenario de un plantón que perjudicó a miles de ciudadanos. Un grupo de supuestos docentes, vinculados a la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata (UPREZ), bloqueó calles y se instaló frente a Palacio de Gobierno con la exigencia de ser reconocidos como parte del sistema educativo oficial, a pesar de que sus escuelas no cuentan con la regulación necesaria.
Un intento de presión sin sustento
Los manifestantes, que no egresaron de escuelas normales y fueron habilitados como docentes por la UPREZ, buscan la basificación de sus empleos y el reconocimiento de los planteles en los que trabajan, muchos de ellos en condiciones precarias y sin estándares mínimos de calidad educativa. Su estrategia, basada en la movilización y la presión política, ignora los perjuicios que generan en la vida cotidiana de los ciudadanos.
Un modelo basado en la imposición
Felipe Rodríguez Aguirre, líder de la UPREZ, ha sido señalado por utilizar tácticas de protesta para obtener reconocimiento oficial de sus escuelas irregulares. En lugar de seguir los canales formales para la mejora educativa, recurren a bloqueos y plantones, demostrando una falta de respeto por los derechos de terceros.
En panfletos repartidos durante la protesta, los manifestantes alegaban:
“Miles de maestros del sistema educativo estatal y federal nos encontramos sin seguridad social, sin estabilidad laboral y trabajando en escuelas que carecen de lo más básico, sin que el gobierno estatal muestre interés en resolver estas carencias”.
Sin embargo, omiten que estas escuelas no son reconocidas porque no cumplen con los requisitos establecidos por la SEP.
Un desafío para el gobierno de Delfina Gómez
La administración estatal enfrenta la disyuntiva de ceder ante este chantaje político o mantener la legalidad y la calidad educativa. Si el gobierno accede a estas exigencias, abrirá la puerta a más grupos que busquen privilegios mediante la presión y el caos en la vía pública.
El Estado de México necesita soluciones que beneficien a los verdaderos maestros y alumnos, no concesiones a grupos que utilizan la protesta como moneda de cambio. La educación debe ser un pilar sólido, no una herramienta de manipulación política.