Las calles del Valle de Toluca se han convertido en un verdadero desafío para las personas con discapacidad visual y motriz. Banquetas mal diseñadas, obstáculos permanentes y falta de infraestructura adecuada son solo algunos de los problemas que enfrentan diariamente, lo que pone en riesgo su seguridad y limita su movilidad.
Este sector de la población hace un llamado urgente a los ayuntamientos de la región para que implementen soluciones inmediatas y efectivas, transformando el entorno urbano en un espacio accesible y seguro para todos.
En avenidas céntricas como Lerdo, las irregularidades en las banquetas son evidentes. Raíces de árboles que las deforman, protecciones que invaden el espacio peatonal y semáforos inoperantes dificultan el tránsito. Esto no solo obstaculiza la movilidad, sino que también representa un peligro constante de accidentes.
Adriana, una residente con discapacidad visual, relata:
“Nos sentimos vulnerables todo el tiempo. Muchas veces tenemos que bajar al arroyo vehicular porque las banquetas son tan estrechas o están bloqueadas. Esto nos expone al riesgo de ser atropellados.”
La falta de cultura vial y empatía por parte de conductores y transeúntes agrava la situación. Además, la ausencia de semáforos sonoros y guías podotáctiles dificulta la orientación de las personas con discapacidad visual, convirtiendo cada esquina en una zona de riesgo.
Las personas con discapacidad del Valle de Toluca exigen a los gobiernos municipales una intervención inmediata. Señalan que la falta de infraestructura adecuada no solo vulnera su seguridad, sino también su derecho a la movilidad y a una vida plena en la sociedad.
En palabras de los afectados:
“Este problema no solo se limita a zonas urbanas como Toluca, Metepec o Zinacantepec; en las comunidades rurales es aún más grave, ya que ni siquiera existen banquetas y el único camino es la carretera.”
Colectivos y organizaciones civiles proponen un plan de acción que incluye:
- Rampas adecuadas y niveladas: Para garantizar un acceso seguro en todas las zonas.
- Banquetas amplias y libres de obstáculos: Que permitan un tránsito peatonal fluido.
- Semáforos sonoros y guías podotáctiles: Elementos imprescindibles para las personas con discapacidad visual.
- Mayor vigilancia y regulación: Para evitar que se bloqueen las aceras.
- Campañas de sensibilización: Para fomentar el respeto hacia los peatones y la cultura de la accesibilidad.
Aunque la falta de accesibilidad afecta principalmente a las personas con discapacidad, también repercute en otros grupos vulnerables, como adultos mayores, madres con carriolas y trabajadores que transportan cargas pesadas. Este problema refleja la necesidad de priorizar la movilidad urbana en los planes de desarrollo municipal.
Organizaciones civiles destacan que, mientras las autoridades no tomen medidas, las calles seguirán siendo espacios de exclusión y peligro para miles de personas.
La movilidad, insisten, no es un privilegio, sino un derecho fundamental. Las calles deben ser accesibles para todos los ciudadanos.
En conclusión, los ayuntamientos del Valle de Toluca tienen la oportunidad de liderar un cambio significativo. Al invertir en infraestructura vial inclusiva, no solo se atenderán las demandas de las personas con discapacidad, sino que se garantizará un entorno urbano seguro y accesible para toda la población.
Es hora de actuar. La movilidad es un derecho de todos y debe ser una prioridad en las agendas municipales.