La movilidad en bicicleta ha ganado terreno en los últimos años, especialmente entre las mujeres, que la ven como una forma de autonomía y libertad. Sin embargo, en Toluca, las mujeres que optan por este medio de transporte enfrentan una serie de obstáculos, entre ellos, la falta de infraestructura, el acoso callejero y, lo más grave, la violencia de género. Esta realidad fue compartida por las integrantes del colectivo ciclista Bicionarias, quienes han alzado la voz para visibilizar las dificultades que atraviesan al pedalear en las calles de la región.
El colectivo Bicionarias, creado en 2013, ha sido un pilar de apoyo para las mujeres ciclistas del Estado de México. Desde sus primeros días, ha trabajado incansablemente para promover el uso de la bicicleta como una alternativa de transporte sostenible y seguro. En su más reciente actividad, la “Rodada de Altura”, las ciclistas salieron a las calles de la Zona Metropolitana de Toluca para denunciar que no existe un “atuendo adecuado” para andar en bicicleta y que, sin importar la ropa que se lleve puesta, ninguna mujer debería sentirse en riesgo.
A pesar de contar con los equipos de seguridad recomendados, como casco y luces, las mujeres ciclistas de la región subrayan que la protección no es suficiente frente a la violencia estructural y los riesgos viales. La falta de infraestructura adecuada y la desprotección en la vía pública han convertido cada salida en un desafío para quienes se desplazan en bicicleta.
Las integrantes del colectivo Bicionarias destacan que las mujeres ciclistas no solo enfrentan la imprudencia de los conductores de vehículos motorizados, sino que, además, están expuestas a acoso verbal, agresiones físicas y hasta intentos de agresión. Según Carla Miranda Chigüindo, vocera de Bicionarias Zinacantepec, la violencia de género en las calles es una realidad que se vive de forma cotidiana.
“Desde gritos denigrantes hasta intentos de arrinconarnos, la violencia se presenta de muchas formas”, aseguró Miranda.
A diferencia de los hombres ciclistas, las mujeres deben enfrentar un doble reto: la inseguridad que implica el tránsito de vehículos y la violencia de género. Esta doble amenaza hace que las mujeres se enfrenten a un panorama mucho más complejo al momento de optar por la bicicleta como medio de transporte.
A pesar del creciente uso de la bicicleta en el Estado de México, la infraestructura adecuada sigue siendo insuficiente. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), ciudades como Ecatepec, Nezahualcóyotl y Toluca han registrado un aumento significativo en el uso de bicicletas. Sin embargo, las ciclovías siguen siendo limitadas y, en muchos casos, no están conectadas entre sí.
En Toluca, las ciclovías existentes, como las de Paseo Tollocan e Isidro Fabela, presentan tramos desconectados y mal mantenidos, lo que dificulta su uso para quienes dependen de ellas para sus traslados. Además, la falta de coordinación entre los municipios ha generado un sistema de movilidad ciclista fragmentado que no favorece la conectividad entre los diferentes puntos de la región.
“San Mateo Atenco, Toluca, Zinacantepec y Metepec han hecho esfuerzos aislados, pero no existe una visión intermunicipal que permita crear una red ciclista cohesiva”, expresó Miranda Chigüindo. La falta de continuidad y mantenimiento de las ciclovías es un problema que afecta directamente la seguridad de las mujeres que usan la bicicleta para moverse.
El colectivo Bicionarias ha sido fundamental en la creación de espacios de apoyo y resistencia. Han establecido una red intermunicipal en las localidades de Lerma, Metepec, San Mateo Atenco, Toluca y Zinacantepec, que agrupa a más de 500 mujeres ciclistas. A través de rodadas, foros y evaluaciones de infraestructura, este colectivo busca incidir en las políticas públicas para mejorar la seguridad y las condiciones para las mujeres ciclistas.
Sin embargo, las activistas consideran que el cambio verdadero solo se logrará con la intervención activa de los gobiernos municipales y estatales.
“El verdadero cambio debe venir desde las autoridades, con proyectos de movilidad integrales que prioricen la seguridad de las mujeres y de todos los ciclistas”, puntualizó Carla Miranda.
A pesar de los riesgos, las mujeres ciclistas en Toluca siguen ocupando las calles con la firme convicción de que la movilidad no debe ser un privilegio de quienes tienen un automóvil. Con cada pedaleada, exigen que las calles sean más seguras, accesibles y amigables para todos, sin importar su género.
Las mujeres que eligen la bicicleta como medio de transporte no solo lo hacen por necesidad, sino por convicción. El colectivo Bicionarias insiste en que las autoridades deben asumir la responsabilidad de crear políticas públicas que favorezcan la movilidad sustentable y la protección de los grupos más vulnerables, como las mujeres ciclistas.
La lucha por la igualdad en la movilidad no debe depender solo de la iniciativa de colectivas y redes de apoyo. Es necesario un compromiso real de parte de las autoridades para transformar las calles en espacios seguros y accesibles para todas las personas, independientemente de su género o medio de transporte.
En conclusión, la lucha de las mujeres ciclistas en Toluca, lideradas por el colectivo Bicionarias, es un claro ejemplo de cómo la movilidad no solo depende de la infraestructura, sino también de la seguridad y el respeto a los derechos de las personas. Las autoridades deben priorizar la creación de espacios seguros y eficientes para el transporte en bicicleta, garantizando la protección de todos los ciclistas, especialmente las mujeres, quienes aún enfrentan riesgos adicionales debido a la violencia de género y la falta de infraestructura adecuada.