Durante el último bimestre del año, los consumidores del valle de Toluca enfrentarán un nuevo encarecimiento en el precio de la carne, que podría elevarse entre un 7% y 8%, según advirtieron representantes del sector ganadero. La falta de apoyos gubernamentales, la escasez de reses y los obstáculos para importar producto se han convertido en los principales detonantes de esta nueva escalada de costos.
El presidente de la Unión Ganadera Centro-Norte, Javier Reyes Escamilla, señaló que el Estado de México mantiene una marcada dependencia de la carne proveniente de otras entidades, principalmente Veracruz y Zacatecas. Esta insuficiencia interna ha agravado el panorama y ha obligado a productores y empresarios a sumarse a las protestas y bloqueos carreteros registrados recientemente en el país.
De acuerdo con Reyes Escamilla, la falta de programas de apoyo y la nula respuesta de las autoridades estatales y federales han dejado a los ganaderos sin alternativas para enfrentar los crecientes costos operativos.
La problemática se intensifica durante los últimos meses del año, cuando la demanda de carne aumenta aproximadamente 25%, lo que genera una presión adicional en los mercados locales.
Un ejemplo claro se observa en el precio del borrego, cuyo costo por canal pasó de poco más de 50 pesos a alrededor de 80 pesos, un incremento que se refleja directamente en los precios al consumidor.
En regiones como el valle de México, donde la carne de borrego se paga mejor, el kilo de barbacoa puede alcanzar los 700 pesos, mientras que en el valle de Toluca ronda los 550 pesos. En el caso de la cecina, actualmente comercializada en 220 pesos, se estima que podría encarecerse aún más antes de finalizar el año.
Las afectaciones no se limitan a áreas urbanas. Según el dirigente ganadero, en las zonas rurales el acceso a la carne se ha vuelto más complicado debido a precios más elevados y a la falta de infraestructura de abasto.
Reyes Escamilla advirtió que el kilo de carne de res podría rebasar los 200 pesos en las próximas semanas, un golpe duro para las familias de comunidades alejadas, donde el costo de vida ya se encuentra por encima del promedio nacional.
Datos del Censo Agropecuario del INEGI señalan que existen aproximadamente 3 millones 333 mil productores en México que dependen de actividades ganaderas y agrícolas. Sin embargo, muchos de ellos aseguran que no han recibido el acompañamiento necesario por parte de los gobiernos estatales y federales para enfrentar la crisis de costos que afecta al país.
El dirigente urgió a establecer una mesa de diálogo con las autoridades para frenar la volatilidad en los precios de los productos básicos, pues esta tendencia, afirmó, afecta principalmente a los consumidores con menor capacidad económica.
Los datos compartidos por Reyes Escamilla evidencian la desigualdad entre zonas rurales y urbanas. El gasto mensual básico para alimentación en comunidades rurales es de alrededor de 1,644 pesos, mientras que en las ciudades asciende a un promedio de 2,144 pesos.
Esta diferencia, combinada con la escalada en los precios de la carne, anticipa un cierre de año complicado para los hogares mexiquenses.







