La llegada del invierno trae consigo un descenso notable en la humedad ambiental, estas condiciones, según diversas investigaciones dermatológicas, favorecen la pérdida de hidratación cutánea y el deterioro de la barrera protectora de la piel. Ante este escenario, múltiples estudios científicos han analizado qué factores influyen en la resequedad y cuáles son los elementos más eficaces para combatirla desde el cuidado tópico, los hábitos cotidianos y la alimentación.
El impacto del frío en la piel: por qué se reseca más en invierno
La piel experimenta cambios estructurales cuando se expone a temperaturas bajas. El aire frío y seco disminuye los niveles de lípidos esenciales del estrato córneo como ceramidas, colesterol y ácidos grasos, los mismos que actúan como un “sellado natural” para evitar la pérdida de agua. Investigaciones dermatológicas también señalan que, durante el invierno, la piel seca tiende a presentar una función barrera debilitada y mayor pérdida de agua transepidérmica (TEWL), un indicador que refleja deshidratación cutánea.
Este deterioro explica por qué muchas medidas orientadas a aliviar la sequedad se centran en reforzar la barrera cutánea y facilitar la retención de humedad.
La literatura dermatológica coincide en que ciertos emolientes, ingredientes humectantes y agentes reparadores de la barrera son fundamentales para reducir la resequedad durante las estaciones frías.
Diversas guías clínicas recomiendan el uso constante de emolientes en climas fríos y secos. Estudios a largo plazo han demostrado que el empleo regular de humectantes mejora la hidratación de la piel e incluso beneficia a pieles sin condiciones previas. Investigaciones adicionales han observado que este uso continuado favorece una mejor cohesión del estrato córneo gracias a cambios positivos en su composición lipídica.
Entre los ingredientes más destacados se encuentran:
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Petrolato, vaselina, parafina líquida, aceites minerales y manteca de karité, reconocidos por su capacidad de sellar la humedad.
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Glicerina, urea en bajas concentraciones, ácido láctico y ácido hialurónico, que atraen y retienen el agua.
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Ceramidas, colesterol y ácidos grasos, esenciales para la reparación de la barrera cutánea. Ensayos clínicos han mostrado mejoras en hidratación y pH tras su aplicación.
De acuerdo con expertos en formulación, los ungüentos y cremas densas suelen ser más eficaces en invierno, ya que contienen mayor proporción de lípidos y brindan un efecto protector más prolongado que las lociones ligeras.
Hábitos del baño y cuidado diario que influyen en la salud de la piel
Las guías dermatológicas internacionales describen ciertos hábitos como factores determinantes en la resequedad cutánea invernal.
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Duchas breves con agua tibia, en lugar de caliente, para evitar la remoción excesiva de aceites naturales.
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Limpiadores suaves sin jabón (syndets), sin alcohol ni perfumes intensos.
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Evitar esponjas abrasivas y exfoliaciones agresivas, que pueden dañar la barrera cutánea.
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Secar la piel con ligeros toques, sin fricción.
Además, algunas publicaciones señalan que el uso de urea al 5–10% en zonas muy secas puede mejorar la textura, y que mantener un ambiente interno más húmedo a través de humidificadores contribuye a disminuir la pérdida de agua de la piel. También se recalca que, pese al frío, la radiación UV afecta la piel, por lo que la fotoprotección sigue siendo relevante todo el año.
El papel de la alimentación en la hidratación cutánea
Diversas revisiones científicas han analizado cómo ciertos nutrientes influyen en la calidad de la piel y en su capacidad para retener humedad.
Estudios sobre nutrición y piel han encontrado que los omega-3, particularmente EPA y DHA, contribuyen a mejorar la función barrera y reducen la pérdida de agua. Además, los ácidos grasos esenciales como el linoleico son fundamentales para mantener la integridad del estrato córneo.
Entre los alimentos más asociados a estos beneficios están los pescados grasos (como salmón y sardina), semillas (chía, linaza, cáñamo), nueces y aceites vegetales de buena calidad.
Colágeno hidrolizado: respaldo desde ensayos clínicos
Un meta-análisis de ensayos clínicos concluyó que la ingesta de colágeno hidrolizado puede mejorar la elasticidad e hidratación de la piel. Aunque su efecto no es exclusivo del invierno, es un apoyo complementario que ha demostrado resultados medibles en la salud cutánea.
Vitaminas clave y antioxidantes naturales
Investigaciones en dermatología y nutrición destacan varias vitaminas y compuestos antioxidantes como elementos positivos para la piel:
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Vitamina C, esencial para la síntesis de colágeno y la defensa antioxidante.
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Vitamina E, protectora de los lípidos de la barrera cutánea.
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Vitamina A y carotenoides, necesarios para la renovación celular.
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Vitamina D, relacionada con la inmunidad cutánea, cuyos niveles suelen disminuir en invierno.
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Polifenoles, presentes en alimentos como frutos rojos, té verde, cacao y aceite de oliva, asociados a mejoras en elasticidad y apariencia de la piel.
Hidratación general
Estudios señalan que la ingesta regular de agua y líquidos no azucarados es un componente básico para mantener una piel saludable, ya que la deshidratación sistémica puede intensificar la sequedad.
Consideraciones sobre suplementos y cuándo buscar ayuda profesional
Aunque la literatura científica reconoce beneficios en suplementos como omega-3, colágeno hidrolizado o combinaciones antioxidantes, los expertos advierten que no deben sustituir una dieta variada. También recomiendan tener precaución en caso de enfermedades subyacentes, medicación o uso de múltiples suplementos simultáneos.
En cuanto a la resequedad persistente, los especialistas sugieren buscar valoración dermatológica si aparecen síntomas como grietas profundas, comezón intensa, sangrado, inflamación o si la piel no mejora tras varias semanas de cuidados básicos, ya que podría tratarse de condiciones como dermatitis atópica o eccema.
En conclusión, la resequedad de la piel durante el invierno responde a cambios ambientales que deterioran la barrera cutánea, y la evidencia científica disponible destaca el papel de ciertos productos tópicos, hábitos diarios y nutrientes específicos para mantener la piel en mejores condiciones. Aunque existen múltiples factores que pueden ayudar a preservarla, es importante recordar que siempre consultar con un profesional antes de realizar cualquier cambio.
Fuentes consultadas
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ResearchGate
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PubMed
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Europe PMC
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PMC (PubMed Central)
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Wiley Online Library
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ClinicalTrials
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MDPI
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Nature
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Dermatology Times
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Guías europeas de dermatología (EDF)
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Repositorios académicos y estudios clínicos sobre xerosis, barrera cutánea y nutrición dermatológica.







